Capítulo 20

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Hades se me queda viendo serio luego de que aquellas palabras salieran de mi boca. Luego, de que libremente, le confesara lo que siento por él... lo que me hace sentir. Su mirada me penetra el alma y puedo decir, que con solo observarla, esta me dice más que mil palabras.

El desconcierto en su mirar, la expresión de aflicción mezclada con algo de satisfacción en su rostro; los incesables suspiros que emanaban de su pecho observándome... sus labios fruncidos demostrando coraje... todo aquello, me aturdía demasiado.

Hades me confundía demasiado; nunca me había costado tanto entender, o al menos, descifrar a alguien cómo me estaba costando con él.

Tan misterioso, tan lleno de ira y de odio; pero a la vez, tan falto de afección... de apego.

Siento cómo sus manos comienzan a deslizarse levemente de mi cintura, como si éste, quisiera soltarme o alejarse y salir corriendo.

—Por favor, no lo hagas. —Murmuro colocando mis manos sobre las suyas; pegándolas nuevamente a mi cintura y mirándole fijamente.

—Escucha Mar... —Trata de decir, pero yo le interrumpo.

—No decidas por mí lo que ya mi corazón a escogido libremente. —Mis pulgares acarician la piel de sus manos con delicadeza.

—Soy el rey del mal, no te puedo dar lo que tu quieres. —Respira agitado; escaneando mi rostro a detalle.

—Pues entonces, solo dame lo que tú ya tienes.

Hades, se queda unos momentos en silencio, y lo veo soltar un suspiro, para luego, halarme de la cintura y volverme a pegar a su cuerpo.

—Estás cometiendo un error... —Murmuran sus labios y yo le observo con ternura en mi mirada.

—Déjame a mí decidir si lo será. —Comienzo a subir mi mano delicadamente a su rostro y le acaricio la mejilla. Éste, me lo permite en tanto sus ojos me escanean; cómo queriéndome decir tanto, pero a la vez, tan poco.

Su rostro se queda serio, sin expresión alguna. Sin mostrar lo que siente o lo que pasa por su mente y corazón; yo, solo puedo observarle y esperar pacientemente.

Hades, da un paso hacia atrás y se voltea de espaldas a mí, subiendo las manos a su cabeza y metiendo sus dedos entre su cabello.

Lo escucho gruñir molesto y veo, cómo éste comienza a halar de su cabellera un poco. Los músculos de sus brazos y espalda se tensan.

Doy un paso hacia adelante, parándome tras de Hades en silencio.

Extiendo mi mano hacia su espalda, observando aquellas marcas las cuáles brotan de su piel. Mi mano se acerca a sus cicatrices, y en el momento en el que mis dedos están a solo centímetros de hacer contacto con ellas; Hades, se voltea y me toma de la muñeca con fuerza.

—¡No te atrevas a tocarlas! —Dice con coraje. Su mirada es fría y seria; el agarre a mi mano es muy fuerte.

—¿Qué son?

—No te interesa... —Suelta el agarre a mi mano de mala gana y libera una exhalación.

Me quedo pensando en la loca idea que hace días rondaba por mi cabeza y que yo, simplemente no escuchaba.

¿Acaso, Hades habrá sido uno de los ángeles caídos?

¿Cómo Raziel y los demás?

¿Serán esas, huellas de dónde estaban sus alas y por alguna razón desconocida... ya no las tenía?

—¿Son las marcas de tus alas? —Me atrevo a preguntar; el corazón en mi garganta.

El dios del inframundo, voltea su rostro hacia mí en el momento en el que mis labios terminan de decir aquella palabra... alas.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora