Capítulo 24

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***Perspectiva Hades***

Ahí está, acostada sobre mi pecho; pasando delicadamente sus dedos por sobre mi piel. Pensativa y callada, solo, recostada sobre mi cuerpo.

La observo en silencio sin que ésta se de cuenta. Su cabello rizo y despeinado, el cuál tanto me gustó desde el primer momento en que la vi; las pequeñas pecas rojizas que adornan sus pómulos y nariz; sus labios finos y delicados que tanto me provocan besar...

Es hermosa, es radiante; su desnudez hace que la quiera tomar una vez más, pero debo contenerme; no quiero asustarle.

¿Cómo es que llegamos a esto?

¿Cómo logró, sacar tanto de mi... cuando en realidad no había nada?

Suelto un suspiro profundo y veo cómo su rostro se voltea y sus ojos se clavan en los míos.

Una sonrisa suave se dibuja en su rostro y yo solo puedo devolvérsela.

¿Qué has hecho conmigo, Mar Preston?

¿Cómo es que llegaste aquí siendo nada... y ahora lo eres todo?

No lo comprendo muy bien...

—¿Cómo estás? —Pregunto observándole.

—Estoy bien, ¿y tú? —Dice sentándose y tapándose el pecho tímidamente con la sábana.

—Estoy bien. —Me medio siento; colocando mis brazos en la roca y apoyándome de ellos. Mi cuerpo completamente desnudo, al descubierto.

Veo, cómo los ojos de Mar, van a mi cuerpo con disimulo y su rostro se sonroja inmediatamente alejando la mirada.

Me encanta verla sonrojarse, el color carmesí que toman sus mejillas y la expresión de sus ojos hace que siempre me saque una sonrisa; aunque no se lo demuestre.

Es tan inocente, pura y buena; ¿cómo es que un ser así llegó a mis brazos?

¿Cómo es que un alma así, a visto algo más en mí de lo que nadie nunca a podido ver?

¡Soy un completo egoísta!

¿Porqué no la alejé?

¿Porqué permití que sus sentimientos crecieran hacia mí... porqué permití, que me quisiera?

¿Cómo se me ocurre fijarme en un alma pura?

En la única alma que no puedo tener... la única que no me pertenece.

El cielo vendrá a buscarla en cualquier momento, y yo...

*Siento como mi pecho se aprieta de tan solo pensarlo*

Yo... me quedaré siendo miserable por la eternidad.

Percibo cómo la furia comienza a acumularse dentro de mí otra vez, con el simple hecho, de saber que la perderé y que el cielo... me habrá jodido de nuevo.

¿Acaso todo esto fue un plan de dios?

¿Enviarme a Mar sabiendo que la querría? ¿Sabiendo que me enamoraría de ella para luego quitármela y joderme la vida?

¡Si es así, les salió perfecta la puta jugada!

Molesto, me levanto de la piedra; subiendo mis manos a mi cabeza mientras tomo una bocanada de aire tratando de no explotar. No quiero hacerlo, ahora menos que estoy aquí y así con ella.

—Hades, ¿qué sucede? —Escucho su voz a mis espaldas.

Yo, no contesto ni tampoco me volteo.

—¿A pasado algo? —La escucho bajarse de la piedra y caminar hacia mí.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora