Capítulo 36

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+++Capítulo Final+++

Hades, se me queda viendo confundido; su entrecejo fruncido y sus ojos entrecerrados.

Nunca le había hablado de Melany al dios del inframundo. Éste, no sabía que ella fue la única con la que hablé por horas en aquellas catacumbas mientras picaba la dura roca. Que ella, fue la razón para que no perdiera la esperanza de que todo mejoraría; la que me apoyó y me ayudó a escapar cuando me propuse a hacerlo.

Le había hecho una promesa a Melany, la cuál, nunca supe con certeza cómo la llevaría a cabo; pero, por cuestiones del destino, creo, que ya sabía cómo ayudarle.

Al escapar, le prometí que no me olvidaría de ella; le prometí, que de alguna forma u otra, la ayudaría, y eso, era lo que haría.

No sé lo qué Melany había hecho para merecer una eternidad en el inframundo, pero, de lo que sí estoy segura, es de que, ella no se veía cómo las otras almas de este lugar; ella, era diferente.

Hades, me mira con una mirada firme y dudosa; yo, me le quedo viendo con una expresión de "por favor, te lo suplico" mientras sostengo su mano entre las mías.

—Ella es importante para mí, creo, que ella es la única de este lugar, la cuál merece ir al cielo. —Digo observando al dios del mal quién me mira serio.

Su silencio me atormenta, y mi corazón se acelera al no saber qué responderá.

—¡Confío en ti, Mar! Si dices que ella es el alma perfecta para tomar tu lugar en el cielo, yo te creo. —Me regala una sonrisa, para luego, pasar suavemente sus dedos por mi frente y echar hacia atrás unos cabellitos rebeldes que
ondulaban por mi rostro.

—¡Gracias! —Contesto con una sonrisa en los labios; Hades asiente.

—¡Cosmos, ve y trae a Melany aquí! —Hades mira a Cosmos y éste asiente rápidamente.

—¡Sí mi señor, la traigo enseguida! —Chasquea sus dedos y desaparece en un instante.

—Tiene su encanto este lugar. —Escuchamos a San Pedro hablar, y cuando le miramos, éste, está observando todo a su alrededor. —Te has hecho muy fuerte, Hades. —Dice, echándole un vistazo a las cortinas de lava que bajan por las paredes a nuestro alrededor. —Nunca pensé que pudieras llegar a tener todo este potencial.

—Siempre tuvimos la fuerza y el poder, solo que, mis hermanos nunca supieron utilizarlo.

—Sí, tienes razón. Tú siempre fuiste diferente a los demás; extrovertido, curioso, atrevido... —Mira a Hades y sonríe. —Dios se dio cuenta rápido que te creó, pero, él quiso ver hasta dónde llevaban tus capacidades... tus cualidades. Siempre te observó de cerca, y gracias a ti, fue, que tuvo la idea de crear a los humanos... y los creo, a tú imagen y semejanza. —Dice San Pedro y veo, cómo el rostro de Hades se torna pálido.

—¿A qué te refieres? —Dice Hades con una voz firme pero temblorosa a su vez; si es que esto hace algún sentido.

—Dios quedó fascinado por tus actitudes y la forma en la que veías las cosas... tan diferentes. Por esto, dios, decidió hacer a más como tú, a los humanos, para verlos y analizarlos. Haciéndolos faltantes de poder, sin alas ni mucha fuerza, pero, con tus cualidades, con tu forma de ver la vida... con tu don, de sentir lo bueno y lo malo. —Dice y una sonrisa de medio lado se dibuja en su rostro.

Miro a Hades sorprendida; era difícil creer que aquellos seres los cuáles odiaba tanto, los humanos; fueran creados a su imagen y semejanza. Qué fueran creados gracias a que él era diferente, a que Hades, podía ver más allá que sus hermanos.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora