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Hatice llegó al jardín en donde Hürrem había almorzado con sus hijos, se sentó junto a ella sin importarle si era bienvenida.

Hürrem no le prestó mayor importancia, ya estaba cansada de estar peleando con ella sin sentido.

Miraba a su hijo Cihangir jugar con la joven Katerina al servicio de Hürrem, era una hermosa joven castaña de ojos color jade, Mihrimah daba un paseo por el jardín junto a la joven Kasya otra de las jóvenes al servicio de Hürrem, ella tenía unos hermosos ojos azules como el mar y cabellos de fuego, sus facciones muy parecidas a Hürrem, en incluso algunos decían que si no fuera porque era una de sus odaliscas pensarían que es su hija o hermana.

Mehmet y Selim practicaban con la espada y Bayezid practicaba arco junto a Alexander uno de los guardias de Hürrem quien tenía también el cabello castaño, pero tenía ojos azules igual que Kasya, naturalmente se parecían los tres jóvenes pues eran hermanos, Katerina y Alexander eran mellizos y Kasya era su hermana menor.

Normalmente los príncipes practicaban en otro lado con sus maestros, pero esta vez pidieron practicar ahí para impresionar a su madre.

Últimamente había estado triste así que intentaban ponerla feliz enseñándole lo mucho que habían progresado.

Hatice sonrió al ver a los príncipes tan unidos y dispuestos a llevarse bien —Serán buenos príncipes de está dinastía— comento con tranquilidad.

Hürrem sin mirarla respondió a su comentario con la voz sería —Si lo serán— y continúo viendo a sus hijos practicar.

Hatice quería molestarla así que la miro de nuevo y con orgullo dijo —Me alegra que no se parezcan en nada a ti— está vez se ganó la mirada fría de Hürrem.

—Usted puede convencerse de lo que quiera sultana, sin embargo, debe aceptar que son mis hijos y tienen mucho de mi— respondió siendo demasiado directa, no tenía intenciones de adornar sus palabras o siquiera alargar una conversación que para empezar no quería tener.

Hatice se dio cuenta y sonrió, está vez la había irritado fácilmente, —Ohh querida puedes creer lo que quieras, al final del día el que lleves el título de sultana no te hace de sangre real— dijo mirándola con burla en la mirada.

Hürrem ya no quería seguir así, estaba cansada de todo y de todos en aquel palacio, se levantó y camino hacia la entrada del palacio sola, instintivamente sus hijos la vieron y luego a Hatice y todos regresaron al palacio, siempre fueron educados, pero no eran ciegos, no pasarían más tiempo con Hatice, antes lo hacían por educación, pero ese tiempo había acabado, ya no lo harían más.

Aunque Hürrem jamás les mostro su dolor ellos lo vieron pues en algunas ocasiones la espiaron para saber como estaba por que sus criadas no los dejaban verla, y siempre en esas ocasiones era cuando estaba mal y lloraba por culpa de alguien de la dinastía o por su padre.

Y en otras ocasiones vieron con sus propios ojos como su madre era humillada por aquellos que se decían su familia.

...

Hürrem entro a sus aposentos enojada, todo lo que estaban haciendo la ponía mal y por si fuera poco Süleyman ya no la veía, prefería estar con Firuze, tenía a todos en su contra y no permitirá que eso siguiera de la misma forma.

Trato de calmarse, era jueves así que vería al sultán si es que no tenía una nueva excusa como los últimos tres jueves que habían pasado.

Se preparó con tranquilidad, fue a los baños y al regresar se puso un vestido negro con azul turquesa que denotaba elegancia además de que acentuaba muy bien su cuerpo quedándole casi a la perfección.

Anastasia La Rossa (Hürrem Sultán)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang