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Hürrem después de llegar a los aposentos donde su hijo dormía se recostó a su lado y lo abrazo, al poco rato se quedo dormida a su lado.

...

Por la mañana se despidió de Eleonor quien volvió a disculparse por sus palabras, Hürrem le sonrió —No te preocupes, al final tienes razón— comento y se marchó con una sonrisa.

Stefan la tomo de la mano y la ayudo a subir a su caballo, la miro con una sonrisa —Mi querida reina, me permitiría llevar conmigo al príncipe, me encantaría conocerlo— comento con calidez y luego miro a Cihangir —Príncipe, ¿Qué dice?, ¿Le gustaría viajar conmigo? — pregunto mirando al niño.

El pequeño solo asintió y lo tomo de la mano, Stefan miro a Hürrem y ella asintió.

Durante el camino, las risas del pequeño príncipe era lo que mas se escuchaba, Hürrem miraba a Stefan, casi nadie congeniaba con Cihangir y muchas veces el pequeño se sentía desplazado, pero ahora se sentía libre, incluso sus dolores disminuían un poco, era un príncipe fuerte, su condición no parecía ser un limitante en ese momento.

Stefan miro a Hürrem sonreír y su corazón se ilumino —Hace mucho tiempo, cuando su madre y yo éramos jóvenes aun, solíamos dar largas caminatas por este bosque, era nuestro lugar favorito, siempre veníamos a correr y alejarnos de nuestras familias, algún día le enseñare los lugares por los que su madre y yo solíamos quedarnos horas hablando— comentó con una sonrisa al pequeño.

Cihangir sonrió —¿Podremos comer en el jardín?, a mi mama le gusta mucho—comento el príncipe.

Hürrem sonrió ante su comentario y Stefan le contesto con la mirada fija en ella —Claro, podremos comer, les preparare postres deliciosos especialmente para ustedes— comento con una sonrisa.

Alexander miro a Katerina, se dieron cuenta de lo que aquel hombre intentaba, no les molestaba, pero esperaban que no la llegara a lastimar.

Parte del viaje la pasaron así, de manera tranquila y con Stefan contándole mas cosas al príncipe, al pequeño le entusiasmaba saber como era su madre cuando era muy joven, los recuerdos lastimaban un poco a Hürrem, pero no era algo que no pudiera manejar, después de todo había pasado años ocultando sus sentimientos a los demás.

...

Llegaron a la entrada principal del palacio, en ella el hombre que había enviado la carta de la sultana estaba esperando, en cuanto la vio pidió que abrieran las puertas e hizo una reverencia a su entrada.

Después llegaron directo a los establos donde bajaron de los caballos, Hürrem miro aquel palacio, sus recuerdos en ese lugar fueron buenos, su madre siempre la llevo a ese lugar, vivió la mitad de su vida en ese lugar, solo regresaban al palacio central en ciertas ocasiones, recorrer aquel camino y ver las hermosas flores la llenaba de nostalgia.

Anastasia La Rossa (Hürrem Sultán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora