Tres

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Skeppy podía esperar todo lo que fuese necesario. Pero que pudiese no significaba que le gustase. Después del encuentro en McPuffy's, Dream había prometido investigar sobre aquel lenguaje extraño apenas tuviese una oportunidad, y Skeppy estaba completamente agradecido con ello, no tenía ninguna queja, pero una tremenda inquietud se extendía por su mente cada vez que el más mínimo pensamiento sobre el asunto le llegaba.

Algo en las advertencias de Dream le tenían pensando día y noche en lo malo que iba a ponerse todo.

¿De verdad iba a ponerse más complicado? ¿No bastaban ya las cosas como estaban?

Ya sólo esperaba que no fuese tan malo. Como… ¿alguna lengua que se habla al otro lado del mundo? ¿Una que es muy difícil de aprender? ¿Una lengua cuyos hablantes tiene una cultura demasiado extraña y particular? La mente de Skeppy continuaba siendo hiperactiva; no cambió nada el hecho de que quizás estaba siendo molesto con su alma gemela.

Mientras los días pasaban y Skeppy no recibía ningún nuevo aviso de Dream, comenzó a notar cosas sobre su destinado incluso con la barrera del lenguaje que tenían sobre ellos.

La primera fue que cantaba mucho. El chico de diamantes no se quejó en absoluto. No sabía el significado de lo que cantaba, podría incluso estar refiriéndose a cosas horribles, pero su tono tranquilo y sus melodías suaves acompañaban a la gema en sus trabajos diarios de recolección de materiales, entrenamientos y fabricación de armas. Incluso si la lengua sonaba tan… distinta, le gustaba.

Luego estaba el hecho de que su alma gemela trabajaba más de noche que de día. Quizás vivía en una zona horaria donde sus días y noches no cuadraban. Así que, cuando Skeppy estaba en la cama tratando de conciliar el sueño, su alma gemela estaría ocupando su mente pensando mil cosas sin sentido.

Sin darse cuenta, Skeppy comenzó a dormir y despertar cada día un poco más tarde. Todo girando en torno a las costumbres de su alma gemela.

Lo tercero fue que su alma gemela era capaz de cambiar de emociones bastante rápido. La gema no estaba segura del todo, pero muchas veces podía escuchar una melodía alegre venir de su mente y repentinamente escucharía como se cortarían y un cúmulo de pensamientos que iban entre agresivos y cautelosos resonarían por su mente. Skeppy no sabía dónde se encontraba, pero ese cambio de pensamientos le daba ciertas vibras que no podía más que encasillar a pasar de estar en un sitio seguro a estar en peligro. ¿Quizás vivía en un lugar donde no podía estar sin cuidarse las espaldas? ¿O quizás era un cazador siempre al asecho? ¿Ambas?

A saber. ¡No lo podía asegurar y tampoco lo podía conocer! Pero sonaba a eso.

Más pequeños detalles comenzaron a instalarse en su mente. El tono suave que solía tener en las noches cuando Skeppy estaba a punto de quedarse dormido, como si estuviese tratando de arrullarlo; los extraños pensamientos sorpresivos cuando, al parecer, pasaba algo que no le gustaba desde su lado de la conexión; su melodía favorita para cantar mentalmente todo el rato en repeticiones sin parar…

Le gustaba. No sabía en qué sentido, pero le gustaba. La mente contraria era casi tan caótica como la suya propia y eso era algo que le encantaba. Sus miedos sobre ser insuficiente o molesto quedaron sepultados bajo la esperanza que, cuando pudiese comprender el idioma de su alma gemela, seguramente iban a poder llevarse bastante bien.

Skeppy en esos momentos no sabía, sin embargo, que probablemente tenía razón. Pero para descubrirlo, tendría un largo trecho por recorrer.

[×°×°×°×°]

El demonio Wither descansó sobre la suave superficie de los hongos gigantes en un bosque distorsionado. El azul, en contraste a los rojos, anaranjados y amarillos que destacaban siempre en cualquier otro paisaje, le transmitían una felicidad y tranquilidad increíbles. El azul nunca sería su color favorito, pero era… bastante lindo también.

En el último lapso de tiempo, su alma gemela no había mostrado alguna señal de saber la lengua del Nether, pero había comenzado a repetir las melodías de sus cantos con su propia lengua. Eso le parecía bastante dulce.

Su alma gemela, en adición, siempre estaba llena de pensamientos, llena de energía, llena de un montón de ideas que revoloteaban como un enjambre… un pequeño caos.

No podía fingir que le desagradaba, porque no era el caso. Adoraba tener esa corriente de pensamientos a su lado, como un ruido blanco agradable en sus actividades diarias. Le gustaba. Le gustaba aunque no lo entendía.

Frunció el ceño y miró al techo del Nether, observando las fuentes de lava que descendían perezosamente de allí. Lo había pensado aunque no había hecho gran cosa al respecto. Su alma gemela sólo podía estar hablando un idioma del supramundo. No hablaba la lengua universal del Nether y tampoco la del End, pues aunque el demonio no supiese esta última, los Enderman tenían un idioma muy distintivo. Si lo estuviese hablando, lo sabría. Pero no era el caso. Su cola se agitó detrás de él furiosamente.

Si su alma gemela era del supramundo, lo cual era increíblemente probable… bueno…

—Eso es un problema.





















Notas:

Me parece lindo pensar que, pese a las barreras, esos dos terminarían agradándose mutuamente. También me da ternura el cúmulo de problemas que se traen acá. ¡En fin, gracias por leer!

The4Demons

Mente en blanco [Skephalo]Where stories live. Discover now