Veintinueve

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Las visitas a partir de ese día sólo se hicieron más y más comunes. Los tres primeros visitantes estuvieron horas hasta que fueron obligados a salir por la llegada de otros que necesitaban entrar con más urgencia que prácticamente nadie.

Era la familia de Skeppy, que apenas había sido notificada de la posibilidad de visitar a su miembro más joven, no dudó en encaminarse y llegar hasta el lugar. Para la buena suerte de Skeppy, sus padres no llegaron al lugar enfadados y golpeando la puerta. O quizás para su mala suerte, en realidad.

Porque quizás habría sido mejor haber recibido esas miradas de enojo e ira desmesurada que Puffy se había encargado de repartirle durante las últimas horas, en lugar del momento emotivo que se compartió en ese sitio. Nadie le echó en cara que se hubiese ido sin decir nada, ni siquiera su hermana. No, en absoluto. Sólo estaban felices porque estaba de vuelta con ellos.

Y eso se sintió horrible. La culpabilidad le trepó por la espalda y se mantuvo allí todo el rato, y su ánimo decayó sin querer, pero hizo lo mejor que pudo para ocultarlo.

Bad y Techno, por otro lado, fueron olímpicamente ignorados durante una larga hora mientras la familia se reencontraba y se ponía al día con sus cosas.

Pero una vez que la mirada de su madre se hubo levantado levemente de su rostro y las lágrimas habían cesado por más de dos minutos, notó al piglin y al demonio que estaban charlando en un tono apenas audible, sentados los dos en la cama de Technoblade, la más alejada de la cama de Skeppy. Y todo acabó.

El mismo momento en que la gema presentó a su alma gemela y a su mejor amigo, fue un increíble borrón de alegría. Toda su familia volcó su atención en esos dos nuevos individuos, y aunque Bad no entendía ni la más mínima palabra, fue bastante cooperativo intercambiando mensajes con ellos a través de Skeppy, quien les ayudó a ser su traductor con la ocasional ayuda de Techno cuando se confundía entre tantas palabras de esos dos idiomas tan distintos.

Incluso aunque sus padres estuvieron bastante asustados cada vez que Bad, Skeppy o Techno hablaban en la lengua del Nether, jamás dejaron escapar ninguna expresión en sus rostros, algún comentario aterrado ni mucho menos. Su hermana era un poco menos sutil y a ratos hacía muecas, pero tampoco fue nada malo.

En general, la familia de diamantes estuvo feliz de conocer a sus (aún no oficiales) dos nuevos miembros.

Skeppy realmente sentía que podía echarse a llorar en cualquier momento por lo bien que estaba yendo todo. Y quizás lo hizo. Sólo quizás.

Los demás días fueron verdaderamente… variados.

Foolish yendo a visitarlo para tratar de reclamarle haber usado sus lecciones de construcción para algo tan peligroso, pero terminando preguntando por más y más historias de la travesía por el Nether y el posterior escape en su lugar, maravillándose y aprendiendo de cada pequeño detalle.

Philza y su familia visitando y ofreciendo su apoyo en cualquier cosa que pudiesen necesitar las nuevas criaturas, resultando en una curiosa e inesperada conversación entre Tommy, Wilbur y Techno donde los tres parecieron hacer muy buenas migas.

Awesamdude llevando un gran arreglo de flores y después escuchando embelesado la descripción de las construcciones únicas del Nether, confiando que esos nuevos conocimientos podrían ser tomados en cuenta para próximas edificaciones en el pueblo.

Y más. Mucha gente desfiló por la pequeña clínica.

El último día antes de que los diesen de alta, Quackity se pasó por allí. Y no había mucho que decir ante ello: Fue desastroso a la par que gracioso.

Al entrar, actuó increíblemente sorprendido y asustado por Bad y Techno. Después, cuando uno de ellos habló en Infernal, de verdad se asustó.

Y entonces comenzó con las suyas.

Mente en blanco [Skephalo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora