Cinco

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Darse un respiro siempre fue bienvenido. Sentado en una banca al lado del Camino Principal, golpeando los tablones de madera que formaban su asiento con la punta de los dedos, tarareó la melodía que su alma gemela estaba cantando, haciendo eco a la canción mientras deseaba más que nunca conocer la letra.

Pero estaba cantando en la jodida lengua del Nether y no podía ni siquiera tratar de adivinar qué era lo que significaban dichos sonidos.

El Nether… ¿debería asustarle que su alma gemela estaba en un mundo que jamás había visto? ¿Un mundo que había sido definido como el infierno mismo según la creencia popular? No… no le daba miedo precisamente eso.

Estaba casi seguro que su destinado no iba a ser alguien ni remotamente cercano, ya fuese en ubicación o en raza.

No. Su miedo estaba en otro sitio. Le asustaba que cada vez tenía más asentada la idea de que jamás iba a encontrarse con su alma gemela. Y ese era justamente el pensamiento que llevaba toda su vida tratando de ignorar y tomar como simples idioteces.

Porque nunca pensó simplemente soltar esa batalla sin pensarlo y asumir que su alma gemela estaba fuera de su alcance, no. Se imaginó miles de situaciones donde algo extraño sucedía y superaba esos obstáculos para encontrarse con su destinado… Pero la situación parecía no dejarle más que esa opción.

Todos los portales estaban cerrados y nadie podía entrar a ellos. Esos mismos portales estaban custodiados por piglins y estos probablemente asesinarían a todo aquel que intentase poner un pie dentro… Y eso ya sin contar que no sabía cómo abrir un portal. Ni cómo sobrevivir en el Nether. O sobrevivir en general. Nada de nada.

Aguantó el décimo suspiro de decepción desde que llegó a esa banca y lo ahogó en el fondo de su garganta. Con cuidado, se deslizó hasta el borde de la estructura y colocó sus codos sobre sus rodillas. Quizás el cambio de postura ayudaría a hacer un poco más llevadera la situación. O quizás no.

Su destinado no estaba pensando la gran cosa. Sólo una canción tranquila que a ratos se perdía. Por ende, tampoco estaba teniendo mucho con lo que distraerse.

La gema saltó de la banca y se puso de pie, como pensando en irse, para finalmente volver a sentarse en una postura que era de todo menos cómoda. Ni siquiera tenía muchos ánimos para irse.

—¡Hey, ¿por qué la cara larga?! —Escuchó de repente a lo lejos. Levantó la vista y frunció el ceño levemente para distinguir a quien venía caminando por el Camino Principal.

—Hola, Ant —saludó mientras agitaba una mano vagamente en su dirección. Por supuesto, sólo Antfrost podría admirar su expresión triste perfectamente desde lejos.

—¿Por qué tan pensativo? —insistió el híbrido de gato con una sonrisa amable cuando estuvo a su lado y se sentó en la misma banca. Skeppy le miró durante unos largos segundos considerando la idea de mentir antes de decidir que no tenía por qué. Pero tampoco tenía muchas ganas del hablar del tema.

—Algunas cosas —dijo en respuesta simplemente.

Antfrost frunció el ceño y con una simple mirada pidió más detalles. Skeppy aguantó durante unos instantes bajo esa inspección a fondo antes de suspirar dramáticamente y dar una contestación más concisa.

—Me enteré que —hizo un gesto con las manos, buscando las palabras—, bueno, ya sabes… que muy probablemente no voy a poder conocer a mi alma gemela —reveló, añadiendo un encogimiento de hombros para restar importancia. La sonrisa de su amigo flaqueó.

—¿Por qué? —preguntó. Su voz no denotaba muchas emociones, ni siquiera lástima, simplemente algo de curiosidad. Skeppy sintió como sus entrañas se encogían.

Después del undécimo suspiro, Skeppy comenzó a relatar todo haciendo bastantes pausas y soltando gruñidos cada tanto. Desde el día de su cumpleaños 18 hasta la reunión con Dream en la biblioteca una semana antes, habló de todo. No se guardó nada, aunque quiso hacerlo. Pero tenía que sacárselo todo del pecho.

Antfrost escuchó sin ofrecer más que un par de asentimientos con la cabeza para demostrar que estaba escuchando. Cuando terminó, ambos se quedaron en silencio durante un buen rato.

—No se ve bien, he de decir —murmuró después de un largo rato de duda. La gema sólo le ofreció una risita que decía «¿De verdad?» ante aquella declaración—. Pero… —añadió y se calló casi al instante. Skeppy esperó durante un largo rato a que continuase, pero eso no sucedió.

—¿Pero? —El diamante ladeó la cabeza para denotar su duda ante lo que quería decir su amigo. Ant rascó su nuca con una sonrisa apenada.

—¡Bueno, es que suena difícil, pero no creo que sea imposible! —dijo con el inicio de una risa tirando de sus palabras.

Y, aunque obviamente no era la intensión, ese comentario fue lo que terminó por hacer que la delgada línea entre la tristeza y la frustración se rompiese en el chico diamante… para convertirse en ira.

—¿Dis-puto-culpa? —Skeppy mezcló las palabras con una completa incredulidad marcada en su voz. Ant no lo notó, o fingió no hacerlo, y continuó.

—¡Digo, sabemos por lo poco que nos han enseñado de la historia del Nether que nadie ha intentado ir en mucho tiempo! —exclamó—. ¡¿Cómo sabemos que no se puede?!

—¡Porque eso mismo que aprendimos nos dice que los piglins destruyeron los portales y que están vigilando sus ruinas en cada momento! —Skeppy espetó, enfadado—. ¡Y que matan a todos los que intenten acercarse! Incluso si pudiésemos cruzar un portal, sería un suicidio.

—¡Han sido cientos de años desde eso, no sabemos si siguen con ello! —contraatacó el híbrido de gato mientras se inclinaba hacia el frente un poco, pareciendo más seguro de sí mismo.

—¡Son súper leales a sus principios! Literalmente atacas a uno y todos sus conocidos tratarán de asesinarte de por vida, ¿crees que un par de siglos van a hacer que lo dejen todo? —farfulló Skeppy, sintiendo que sus palabras fallaban. El shock inicial de la ira lo había abandonado.

—¿Cómo es que sabes eso? —preguntó Ant, mostrándose genuinamente confuso.

—Dream me dio la noticia en una biblioteca, no me costó encontrar un par de libros del tema —farfulló con un leve atisbo de sorpresa, como si él mismo se soprendiese porque había leído un poco. Ant soltó un suspiro que, a diferencia de los desanimados de Skeppy, denotaba muchas más emociones.

—¿Por qué no intentarlo? —dijo Ant antes de levantarse de golpe de la banca de madera como si esta quemase.

Skeppy levantó la vista en su dirección, pero en realidad ya no lo miraba. Su mente comenzó a formular una palabra que no había pensado en los últimos días.

«Quizás».

[×°×°×°×°]

El demonio Wither gruñó lentamente mientras admiraba el paisaje. El bastión hervía de piglins yendo de allí para allá. Agudizó la mirada y divisó a la lejanía lo que estaba esperando por ver. Estructuras grandes y derruidas de obsidiana custodiadas por dos piglins brutos, uno a cada lado.

Los portales de obsidiana al supramundo. Apretó los dientes mientras contenía cierto gruñido que quería escapar de su garganta. La única obsidiana que podía obtener en el Nether estaba toda en posesión de los piglins, por lo que no podía siquiera imaginar en tener un poco. Ir en contra de un sólo piglin, ya fuese normal o zombificado, significaría ir en contra de todos. Y el demonio quería vivir.

Suspiró con pesadez y desvió la mirada del bastión. Ya se le iba a ocurrir algo…

«Quizás».




















Notas:

Me gustan estas pendejaditas de «paralelismos», tipo Ant diciendo que no pueden saber si los piglins siguen custodiando los portales después de todos estos siglos mientras Bad literalmente los está viendo ser vigilados. Igual la duda ya se implantó en el Sr. SkepticalPVP, así que… veremos.

The4Demons

Mente en blanco [Skephalo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora