Veintitrés

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No era un plan complicado. Así como no era una situación sencilla.

El bastión estaba en alarma constante debido a la recientemente descubierta infiltración de alguien del supramundo dentro de sus paredes. Los guardias comprobaban la identidad de todos los que entraban y salían de su bastión. Se había alertado a otros bastiones cercanos de una infiltración de gente del supramundo dentro de los confines del Nether. Las personas estaban envueltas en una no tan fina capa de pánico

En pocas palabras, alerta máxima.

Allí era donde entraba el sencillo plan.

Completamente cubiertos, Skeppy aparentando ser un niño piglin y Bad un piglin más alto que el promedio, Techno los escoltaría por el bastión. Podrían pasar muchos filtros de seguridad gracias a su mejor amigo, Technoblade, ya que él era el guardia de mayor rango en todo el bastión: si él decía que había realizado el registro de sus acompañantes, los demás le creerían sin cuestionar demasiado.

¿La excusa que usarían? Un niño y su padre de un bastión lejano tratando de encontrar el pasillo de los mercaderes en la parte superior del bastión.

Pero Techno no los conduciría hasta ese pasillo, no. Irían hasta otro mucho más lejano a ese, en una sala que estaba más al este. La sala de los portales. Cuando estuviesen allí, harían funcionar el portal con una carga ígnea, quizás tendrían unas palabras de despedida, quizás no (dependía mucho de Technoblade esa parte) y después las almas gemelas se marcharían. Si todo iba bien, entonces Technoblade cerraría el portal con otra carga ígnea y comenzaría su turno como guardia. Tan sencillo como eso. Tan simple y a la vez… tan problemático. Tantas cosas podían salir mal. Tantas… y, a su vez, era tan infalible que no parecía predispuesto a fallar.

Los últimos días, tanto Techno como Skeppy se habían dado a la tarea de no sólo conseguir ingredientes y materiales necesarios para encender el portal y apagarlo nuevamente, sino también en diseñar planos sencillos para que BadBoyHalo pudiese comprender los caminos a tomar dentro del bastión y estar siempre alerta a todo lo que pudiese suceder. Aunque era un sitio grande y lleno de salas, tanto el piglin como la gema lo conocían como las palmas de sus manos, así que no costó mucho esos pocos días de enseñanza. El demonio tuvo mucha disposición por aprenderlo todo, así que fue relativamente sencillo enseñarle.

«Ojalá hubieses sido tú el que viniese a pedirme cómo aprender inglés para ir al supramundo, no este tremendo idiota» comentó Technoblade a Bad un día antes que todos se fuesen a dormir (no en camas, por supuesto). Skeppy se había ofendido mucho. ¡Ni siquiera le tomó tanto aprender el idioma y ahora lo hablaba fluidamente! ¡No era un idioma fácil! ¡Y no sólo estaba aprendiendo el idioma, sino que también estaba aprendiendo a sobrevivir! ¡Al mismo tiempo!

Como todas sus rabietas, le duró lo justo. Pero la espinita le quedó clavada. Aunque claro, nunca lo iba a admitir.

… Ni siquiera sabía por qué estaba pensando en algo tan banal en un momento como ese. Se suponía que debería de estar enfocado en el plan de escape y su mente se encontraba dentro de los confines de algo grosero que Techno le había dicho varios días atrás. Se obligó a sí mismo a concentrarse en lo que estaba pasando a su alrededor. El piso de piedra negra, las paredes con una cantidad insana de hoyos y grietas, la eventual piedra negra áurea, algunos piglins charlando animadamente por allá, otros dos a punto de agarrarse a golpes al final de ese pasillo…

—¡Technoblade! —Una voz gruesa le hizo girar el rostro momentáneamente a un lado, directo hacia el sonido. Casi por instinto se inclinó más cerca del cuerpo de Bad.

¿Qué? —dijo el aludido con la voz más indiferente que supo emular. Skeppy aguantó la respiración. Su mente le gritaba que todo iba a salir increíblemente mal.

Mente en blanco [Skephalo]Where stories live. Discover now