Veinticinco

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Bad conocía el color rojo desde los inicios de su existencia. Después de todo, no había sitio en el Nether donde no hubiese color rojo fácil de localizar. En el suelo, en el techo, en las paredes, en los habitantes, en la lava, en las comidas, en todo. Llevaba conociendo el rojo por tantas eras, a través de tantos viajes y tantas vivencias.

Sin embargo, nunca antes había odiado tanto ese color como ese momento. Skeppy se deslizó de lado por la pared y Bad apenas tuvo tiempo de inclinarse ante él para prevenir que impactase contra el suelo.

La sangre se filtraba por debajo de la armadura, manchando las telas que usaban para ocultarse. Se quedó totalmente en blanco, mirando el rastro de sangre. Rojo. Sólo veía rojo.

Levantó a la gema herida en sus brazos rápidamente, tratando de pensar en qué hacer incluso cuando nada le llegaba a la cabeza. Fue entonces cuando sintió un tirón en uno de sus brazos. El tirón no fue agresivo ni mucho menos, sólo una guía, algo que le instaba a moverse, así que se dejó llevar por este hasta un sitio que apenas pudo distinguir, ya que su mirada no se iba lejos del rostro pálido de su alma gemela más que lo suficiente para asegurarse que nada le iba a hacer tropezar.

Skeppy estaba herido. Su alma gemela estaba muriendo. ¡Se estaba desangrando! ¡¿Qué estaba tan mal en los piglins y sus estúpidas reglas como para hacerle algo así a su alma gemela?!

—¡BadBoyHalo! —escuchó un grito provenir de algún sitio. ¿Quién estaba molestando en ese momento? ¡¿Acaso no veía que no era el momento?! ¡Su alma gemela estaba muriendo!—. ¡Escucha!

No se movió. No estaba para otra cosa que no fuese su alma gemela. Esa voz podía irse a la mier-…

—¡Pociones! ¡AHORA!

Esa última frase lo sacó de su ensoñación. ¡Pociones! ¡Tenían pociones! Inmediatamente se arrodilló para poder maniobrar bien sus siguientes acciones aún manteniendo cerca el cuerpo de Skeppy. Sus manos temblaron un poco cuando alcanzó su cintura y jaló la tela para descubrir el cinturón por debajo que sostenía dos cosas: su cola y las pociones. Apresuró a sus garras a recorrer el lugar y tomar dos botellas que reconoció a simple vista como pociones de regeneración. Quitó el corcho de una con un movimiento hábil y deslizó la boquilla entre los labios entreabiertos de la gema.

—Por favor, no te ahogues —susurró con un nuevo miedo instalándose en su cabeza mientras vaciaba el contenido en la boca de la gema. Sin embargo, el líquido pasó por su garganta sin muchas complicaciones. La respiración trabajosa que Skeppy tenía comenzó a ser un poco más fluida.

—Eso servirá por ahora —exclamó la misma voz que tiempo antes le había instado a darle la poción a su alma gemela. Bad logró levantar la cabeza lo suficiente para despegar la vista de Skeppy y mirar al dueño de la voz. Technoblade estaba bebiendo por sí mismo una poción de regeneración. Ya no se encontraban en el pasillo, sino en una sala pequeña con un par de cofres individuales—. Se han replegado. No estaban contando conmigo como su oponente. Eran muy pocos. Necesitan refuerzos.

—¿El hacha…? —preguntó Bad y se sorprendió un poco a sí mismo el gruñido que salió acompañando a sus palabras. Eran solamente instintos demoníacos, lo sabía. Así que no tenía que preocuparse. Después de todo, la única persona que le importaba ya había sido herida. No había nada malo en un poco de agresividad. Quizás.

—Se rompió —Fue la sencilla respuesta mientras levantaba otra hacha de oro, sin embargo, esa no brillaba—. Tomé esta, pero no tiene encantamientos. Prácticamente nadie más que yo usa encantamientos aquí —El piglin resopló con ira—. Eso me hará más difícil el trabajo de guiarlos.

El demonio admiró al piglin, después al hacha y, sin poder evitarlo, volvió a bajar su mirada hasta el chico de diamantes que sostenía en brazos. Al instante, volvió a mover sus manos y repitió la misma acción con la segunda botella que un minuto atrás. Se aseguró de que Skeppy bebió toda la poción, tratando de convencerse que eso podría ayudar a curar casi cualquier herida interna o externa de su alma gemela incluso aunque no estaba seguro del alcance que tenía el brebaje. Una vez terminada su tarea, se levantó del suelo con la gema en brazos.

Mente en blanco [Skephalo]Where stories live. Discover now