❣️16❣️

70 10 9
                                    

Advertencia
Preparen una ducha de agua fría para después de este capítulo porque se viene una escena calentita.

***

Me recorrió un escalofrío por toda la columna al notar el frío nada más salir del local. Christopher lo notó enseguida y me frotó la espalda con cariño besando mi sien con dulzura.

Habíamos salido a cenar en plan cita romántica. Cada vez que dice esa palabra siento que me pongo colorada y las mariposas que tengo el estómago desde que lo conozco no dejan de revolotear como locas y el cosquilleo que provoca me recorre todo el cuerpo.

Al empezar a caminar su mano encontró la mía y caminamos disfrutando de un cómodo silencio solo interrumpido por los ruidos típicos de ciudad.

—Mira como brilla esa estrella —comento y empiezo a pensar en Ruel que seguro estará enseñando a Zoe las estrellas en su telescopio aunque está noche de veían pocas.

—Si que brilla —murmura.

Dejo de mirar el cielo y me giro hacia él confusa. Me está mirando fijamente con esos ojitos ragasdos tan oscuros llenos de cariño y dulzura. Estaba hablando de mi. Que tonta que no me di cuenta.

En 3...2...1...¡Roja hasta las orejas!

Pego la frente a su hombro sintiéndome muy avergonzada. Le aprieto la mano y su pulgar me hace caricias suaves.

—¡Cuidado! —exclamó una voz detrás.

Al mirar sobre mi hombro veo a un ciclista venir a toda velocidad y tratando de esquivarlo acabo chocando contra Christopher empujandolo contra la pared y siento sus brazos rodearme de forma protectora.

Levanto la cabeza cuando la bicicleta se aleja y me encuentro sus ojos chocolate. Apoyo las manos en su pecho y tengo las suyas en mi cintura abrazándome.

—Empezaré a apoyar más ir en bicicleta —murmuró apoyando su frente contra la mía.

Me reí pasando la mano por su nuca en forma de caricia. Alcé un poquito la cabeza poniéndome de puntillas para alcanzar sus labios. Nuestras bocas no dejaron de moverse, parecíamos dos adolescentes hormonales besándonos como locos, aferrandonos al otro con ganas y riendo sin parar. Llevó su manos a mi nuca entre mi pelo y torcí un poco más la cabeza para llegar mejor a su boca.

—¡Eh! —un grito nos hizo separarnos sorprendidos.

Un anciano saliendo al jardín de su casa junto al muro en el que estábamos apoyados se acercaba a nosotros alzando un bastón.

—¡Fuera de aquí, niñatos!

Nos separamos de la pared asustados y empezamos a correr lejos antes de que el anciano llegara a nosotros.

Christopher me agarró la mano para correr mientras reíamos sin parar.
Llegamos bastante lejos cerca de un parque con una fuente y paramos para recuperar el aire.

Una gota fría cayó sobre mi mejilla y alcé la mirada al cielo donde empezaron a caer muchas gotas más hasta que se convirtió en lluvia, no una lluvia muy fuerte pero sí lo suficiente para que suelo empezara a mojarse.

Bajo la mirada y me encuentro con la de Christopher que se acerca acortando la distancia para sujetarme de las mejillas y besarme. El beso es corto y suave.

Que bien besa, es que no me canso nunca.

—Siempre he deseado dar un beso bajo la lluvia —admito subiendo las manos por su cuello, quiero besarlo un poquito más.

Red LightsWhere stories live. Discover now