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Bajé del autobús en mi parada y solo me llevaría diez minutos hasta llegar el club de campo al que pertenece mi madre. Donde me esperaba mi tortura con la mujer que me trajo al mundo con sus amigas que son igual de snobs y muy insoportables. 

Por el camino voy con el móvil escribiéndome con Christopher llorando porque no he podido verle hoy ya que dormí en mi casa y él salió tan cansado del trabajo que se fue directamente a casa a dormir. La mañana me la pasé demasiado nerviosa dando vueltas por mi piso imaginando todo lo que podría salir mal en esta merienda. Después de la hora de la comida, donde apenas fui capaz de probar bocado, los nervios siguieron sin abandonarme y estaba demasiado preocupada por ser perfecta en todo para no recibir criticas ni quejas por parte de la mujer que me trajo al mundo.

Me di una ducha a conciencia, me aseguré de tener el pelo bien peinado, me pasé la plancha por lo menos tres veces hasta que entré en pánico al pensar que lo estaba quemando y me tomé mi tiempo en elegir que ponerme y que maquillaje. 

Me puse el conjunto que me regaló el año pasado por mi cumpleaños y que nunca me había puesto hasta ahora, lo hago solo por complacerla cosa que odio pero que aun así hago solo porque aunque no quiera admitirlo quiero su aprobación. Por eso me puse el conjunto que me parece horroroso y que solo se pondría ella, porque sigue sin estar de acuerdo con lo que me ponga y sigue regalándome ropa que es su estilo y no el mío. La falda es de tela gruesa verde muy oscuro con cuadros dorados y tiene unos granes botones de estilo antiguo en el lado derecho, el abrigo es igual y una blusa blanca de con muchos pliegues con cuello grande y un gran lazo negro como pajarita.

El conjunto siempre me ha parecido horroroso y lleva todo este tiempo en el armario. Es realmente incomodo y da mucho calor a pesar de que hoy el día está nublado y corre algo de brisa.

Llego delante de las grandes puertas de madera del Club de Campo. Tiene grandes terrenos a los lado, el edificio es como una mansión de dos plantas enorme con un estilo campestre de paredes claras con tejado chocolate, muchas ventanas. En la entrada haya una fuente a la izquierda rodeada de muchos arboles y plantas llenas de plantas de colores donde varias mujeres y hombres están plantando y cuidándolas. En este Club hacen muchas actividades al aire libre a pesar de que muchos socios son millonarios o las familias de los millonarios creo que solo en el grupo de mi madre están las mujeres más snobs de todo el lugar.

Subo los dos escalones y atravieso las puertas abiertas donde me recibe un mozo demasiado bien vestido con polo y jersey amarillo y pantalones blancos bien planchados. Le digo el nombre de mi madre y me guía por los pasillos de enfrente atravesando una gran estancia principal cruzando una entrada en arco hacia un salón donde hay muchas mesas con gente tomando té en mesas redonda con manteles blancos y decoraciones de flores secas. todos van demasiado bien vestidos como en las películas y sus risas estridentes me perforan los tímpanos.

Llegamos hacia una cristalera que lleva a un anexo del salón. Al cruzarla enseguida las risas femeninas me ponen los pelos de punta. 

Mi madre es la primera en alzar la vista ante mi llegada. Deja sobre la mesita de café la delicada taza de porcelana y se levanta de uno de los sofá que ocupa con sus amigas y con esa sonrisa fingida que siempre pone cuando están ellas delante se dirige a mi encuentro.

—Querida, has llegado —sin rozarme las mejillas me da dos besos al aire como saludo.

—Hola madre. 

Me escanea de arriba abajo como siempre hace cuando me ve, la mirada dura de desaprobación me pone tensa y me pongo recta esperando no recibir una critica.

—Por fin te vistes...—hace una pausa que no me gusta— como una persona decente.

Me tiembla la comisura del labio en mi intento de sonrisa y solo llego a asentir.

Red LightsOù les histoires vivent. Découvrez maintenant