VII: ¡VUELA ALTO! Pequeña Hada De Azucar Antes De La Media Noche

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Después de salir de la bodega del área de trabajo y dejar atrás la tienda, íbamos camino a un pequeño restaurante de hamburguesas, la cuales Neidy solía comprar para ella, cuando pasaba a nuestro trabajo fue cuando salimos del carro y nos dispusimos a sentarnos respectivamente, en las sillas de la mesa que íbamos a ocupar la camarera era muy amable, nos tomó la orden a los tres luego Neidy dijo:

-Dime Layla ¿Qué hay de nuevo en el trabajo? ¿Algún galán o pretendiente secreto que aún no conozcamos? ¿Tal vez Gerardo?

Cuando dijo eso me reí y dije con sarcasmo.

-¿Gerardo? Él no se fijaría en alguien como yo, una persona sencilla.

Antes de seguir hablando Neidy contesto con algo de frialdad en sus palabras.

-¿Cómo tú? ¿Disculpa? Layla eres hermosa y bella, porque dejas que.... A ya entendí, Yamileth, ¿No es así? -

Hizo una breve pausa y suspiro con algo de tristeza en sus palabras.

- Mira Layla, no dejes que Yamileth te diga que eres común, no lo eres. Es más, estas a la altura de - Se detuvo para no decir su nombre

-¿De Mireya? la hermana de Eduardo díganme ¿Cómo murió?

Cuando dije esto William se le quedo viendo a Neydi y respondió de una manera poco convencional.

-Bien, te contaremos, cómo era Mireya y su deceso, lamentablemente, se topó con Jonathan.

Interrumpí a William, ¿Cómo saben los sucesos a detalle? a menos que se los contara Yamileth o alguien de la tienda cuando de pronto se me ocurrió preguntar algo que era impreciso o poco probable.

-¿La conocían?

Cuando dije esto William y Neidy tomaron la palabra por turnos, empezando por William.

-La conocíamos, ya que, nosotros antes de ser empresarios estábamos en la misma tienda que Gerardo, Eduardo, Mireya, y Jonathan casi no hablábamos con él. Y si te preguntas si Yamileth estaba en ese lugar, no. Ella estaba de demostradora en una empresa de Frituras, en fin, ellos eran disque amigos. Pero la noche que pasó eso, Jonathan iba alcoholizado, y chocaron.

Al momento de decir esto empezó a llover y el cielo a oscurecerse como si supiera, que en esta historia que me iban a relatar, había, muerte y destrucción, era como si el día se hubiera vuelto noche y como si las doce campanadas me dijeran que ya no debía escuchar a lo que la vida, estaba destinada a ponerme enfrente, porque algo me decía en mi interior que era hora de despertar.

Pureza Tomo 2 [EN PROCESO]Where stories live. Discover now