XIII: Mas De Lo Que Merzco

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Cuando vimos la tormenta aproximarse nos dispusimos a retirarnos de la velada, y encaminar nuestro destino a nuestros respectivos hogares mientras iba conduciendo una de sus canciones de NuMetal se escuchaba de fondo, una canción que podía, o aborrecer, o adorar ya que no estaba tan mal.

Cuando llegamos a nuestro destino, fue algo extraño ya que habíamos llegado a lo que parecía ser una cabaña algo alejada de los transeúntes, y de la ciudad misma era algo relajante a lo cual pensé.

"Oh dios, este hombre me va a matar o peor aún, me va a violar".

En un abrir y cerrar de ojos, se quitó su cinturón y dijo en un tono algo seco y frio.

– Hemos llegado, déjame te abro la puerta.

No sabía que hacer, solo pude fijar mi mirada en mi compañero de aventuras al bajarse del carro a toda prisa, dio la vuelta hacia atrás pasando por la cajuela, y llegando a mi puerta y en abrir y cerrar de ojos desato mi cinturón de seguridad, para después cargarme en sus brazos.

¿Pero qué estaba pasando?

– Tranquila no te hare nada, solo quería ser un poco más romántico, lo siento si te asuste.

– ¡No!, para nada, no me asustaste. Solo se me hizo raro que viniéramos aquí.

En solo un instante pude sentir como me llevaba en brazos hasta adentro de la cabaña, me sentía como una princesa de la vida real, cuando entramos a dicho lugar el cual estaba climatizado, y con un camino lleno de pétalos de rosas y girasoles, velas en tono blancas y aromatizadas con lo que era un aroma a canela y vainilla, cuando me bajo de sus brazos, me poso frente a él dándome un abrazo acerco su rostro al mío y me susurro.

– Por eso he estado tan distante, porque quería sorprenderte con este bello regalo mi cisne negro, quería dar este bello presente una noche solo para ti y para mí.

Cuando dijo esas palabras la piel se me erizo, desde mi cuello hasta el alma, sentía como sus dedos recorrían todo mi cuerpo, en un acto de caricias, que iban bajando desde mi cuello hasta mi cintura, yo, no sabía cómo sentirme si excitada, asustada, o asombrada ya que había tenido una violación a los ocho años, y me aterrorizaba la idea de que un hombre se me acercara, y más me daba miedo el contacto sexual.

Pude notar en su mirada que destilaba lujuria cuando quite las manos de Gerardo en un pequeño movimiento me di la vuelta y me tome los brazos solo para que no viera que me sentía rara sabía que él no me juzgaría, porque el sabia mi terrible secreto, mi pasado mi oscuro y horrible pasado el me abrazo por la cintura y me volvió a susurrar al oído.

– Calma, no quiero forzarte a algo que tu no quieres, se lo que has vivido y lo que has tenido que pasar sola, dime que pare, y parare si eso es lo que deseas, pero si quieres que siga, solo debes relajarte y te prometo, que no voy a lastimarte, quiero que sea al contrario, quiero hacerte feliz, darte todo el amor posible sea físico, verbal, psicológico y si es posible y deseas sexual, mi bello cisne negro.

Tomo mis mejillas y me dio un beso en los labios los cuales se sentían tibios, y con un sabor a fresa en sus labios, poco a poco fue separando su cuerpo del mío, y en un abrir y cerrar de ojos me decidí a darle un beso apasionado, que hizo que el reaccionara a mi acción de un momento a otro se fue hacia atrás, quedando él debajo de mí, recostado de espaldas en un pequeño sofá, dejando ver sus lindo ojos a la luz de las velas, sabíamos que era hora de seguir con lo que sería nuestro momento mágico de amor, cuando menos pude notar él ya me tenía recostada en la cama a la luz de la luna, me quede boca arriba mirando a la ventana un cielo lleno de estrellas, las cuales serían testigos lo que estábamos pasando.

Por un momento sentí sus manos pasar por mi vestido, bajando su palma de la mano desde mi cuello hasta bajar a mis senos, sentía el éxtasis de pasar por esa parte ya que era sensible cuando noto esto y me respiración agitada se detuvo.

– ¿Quieres que me detenga?

– ¡No!, quiero que sigas, solo sentí como se me erizo la piel.

–Bien pues déjate llevar por el momento, disfrútalo.

Siguió con el juego mientras bajaba poco a poco su cabeza hasta mi pecho y empezó a dar dulces besos en mis senos así se quedó por un momento, hasta que empezó a bajar por mis piernas, con sus manos recorriendo cada parte de mi ser y de mi alma.

Volvió a subir quedándose mirando fijamente y sentí como poco a poco mi blusa laboral, se iba desabotonando, quitaba cada uno de los botones respectivos, dejando ver mi busto bajo mi brasear, no pude resistirme a ver, sus ojos llenos de amor al ver mi cuerpo el cual para mí no era agradable pero él se sonrojo diciendo: – Tranquila Layla, es normal sentirse así la primera vez, r-realmente eres hermosa debajo del uniforme pero eso ¿ya lo sabias?

Me dijo al oído mientras pasaba sus labios por mi mejilla, y bajando a mi abdomen lentamente hasta mi intimidad bajando mi pantalón como mi ropa interior dando besos apasionados a este mismo, mientras por mi piel recorría un escalofríos, no sé si era placer, o era ese sentimiento de miedo, pero él me lo quito en cuanto tomo mis manos, volviendo en si al punto de partida, dándome un gran beso, pude oír cómo se bajaba las bragas de su pantalón, dejando ver el marcado de su miembro viril, solo pude cerrar mis ojos, y dejarme llevar y solté un gemido algo tímido y fuerte.

Sentir como me penetraba muy despacio, ya que podía hacerlo sin esfuerzo alguno ya que estaba tan excitada que mi flujo se hizo presente cuando de pronto me dijo en un tono dulce.

– Tranquila no pasó nada, ¿ok? Traigo condón, relaja tu cuerpo vale, no te voy a lastimar y mucho menos.

Cuando dijo esto poso sus labios sobre mi brasear bajándolo lentamente dejando ver mis senos desnudos, y empezando a depositar chupetones pequeños en los mismos, dándome ese éxtasis a mi vida, sentía la adrenalina brotar de todo mi ser mientras que la luz de la luna se veían nuestros cuerpos hacer el acto del amor, y de fondo esa canción que tanto le encantaba a él sentía como me hacía sudar y gemir al mismo tiempo que le encarnaba las uñas en la espalda dándole a entender que no parara era la primera vez que disfrutaba de mi sexualidad él fue y seguirá siendo el primero en haberme tratado como lo que soy una dama en la cama.

Y así pasaron las horas hasta que nos quedamos totalmente dormidos abrazados, tomados de las manos, lo que él me dijo me sorprendió mucho.

– Sentí tan hermoso llegar juntos al éxtasis

Me quede atónita por que no entendía a lo que se refería, ya que no sentí nada.

– ¿Éxtasis? ¿No entiendo? ¿A qué te refieres?

Sonrió y me dio un tierno beso en la frente.

– Al orgasmo, Layla, ¿acaso no sentiste cuando salió tu orgasmo?

Me quede atónita, porque, no sabía a lo que se refería, así que negué con la cabeza y dijo en un tono aún más comprensivo.

– Vaya, tu eres de las mujeres que llega al punto exacto, pero no lo demuestra fuerte, o más bien no lo sienten, pero si oí tu gemido, que fue algo intenso.

Eso en alguna ocasión lo llegue a entender o a leer que no todos o todas llegan igual o no lo sienten o es seco, no se a que se deba pero si él lo dijo es por algo, solo pude abrazarlo y darle un tierno beso hasta que vio su reloj y dijo algo preocupado.

– ¡Joder! Que tarde es, debemos irnos Layla, antes que nos pongan retardo.

Veía como se vestía mientras me arreglaba en el baño. Observe mi cuerpo y me preguntaba, como alguien como Gerardo no había sentido asco, tenerme en sus brazos pero en eso me tomo en sus brazos dándome un fuerte abrazo.

– Te ves linda hasta despeinada– me dio un beso y salió del baño, una vez arreglados, subimos de nuevo al coche dando directo a nuestro día laboral, todo iba de maravilla, hasta que llego Yamileth.

– ¿Y bien? Supe por ahí que estabas con Gerardo.

No sabía siincomodarme o decir algo, pero si decía algo era decir que tenía una relacióncuando no era así, o al menos eso pensé.

Pureza Tomo 2 [EN PROCESO]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu