XIV: Enterrando El Amor

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Han pasado 3 meses desde la vez que estuve con Gerardo, y el no volvió a decir palabra alguna, es mas ahora evade mi presencia, es como si no hubiera pasado nada entre él y yo, es como si todo lo que paso, jamás ocurrió, todos los días era igual, aunque aún seguía poniendo la canción en el alto parlante de la tienda, él seguía aún más y más distante, y en horas de comida, cuando yo me sentaba él se ponía de pie dejándome a solas con Eduardo en algún punto de esas comidas y que él se retiró solo diciendo "permiso" me solté a llorar con Eduardo .

– ¿Qué pasa Layla? ¿Por qué lloras?

Al ver que era por Gerardo, él solo se limitó a decir.

– Ni yo sé que es lo que pasa a Gerardo ultimadamente.

En eso yo solté la bomba para su amigo

– Hace 3 meses él y yo tuvimos relaciones sexuales, fue algo hermoso y maravilloso, ¿Por qué ahora me evade como si fuera yo la peste?

Él se sorprendió y se llevó las manos a la cara.

– ¿¡Qué él hizo qué!? Layla, ¿Estas segura de lo que dices, Gerardo hizo eso y después te evade? ¿Segura de lo que me dijiste?

Me sorprendió oírlo así como si él supiera algo más.

–Layla, por favor Layla dime; ¿te dio algo más?

Negué con la cabeza y en eso solo me dijo algo muy seco y serio.

– Tengo que retirarme, lo lamento, ahorita hablare con él, ¿Ok?, tú, tranquila, ¿vale?

En eso me quede sola y vi cómo se sentaba enfrente Yamileth diciendo en un tono algo sarcástico.

– Qué raro, ¿Gerardo te evade y no sabes por qué? Ya te había dicho que le dieras una oportunidad a Jonathan, pero no haces caso. Él es un buen partido para ti, Gerardo solo te uso para una cosa y si no me crees, pregúntale a William de quien era la cabaña.

Me levante de mi asiento alterada y por primera vez en mucho tiempo le levante la voz a Yamileth.

– Deja de ser tan víbora, tan venenosa, no importa lo que haya pasado ¡Solo déjame tranquila!

Salí del comedor muy alterada buscando a Gerardo en busca de su respuesta porque esto ya no era posible, pero cuando me di cuenta, él estaba con otra chica muy bien parecida, él, le sonreía con ternura y amor, como lo hacía conmigo cuando de pronto la abrazo y no la soltó.

Salí llorando de ahí, nadie pudo alcanzarme y en medio de una tormenta eléctrica me fui de la tienda, abandonando mi lugar de trabajo con riesgo de perderlo, hasta que recordé que estaba en hora de comida, en eso me puse a llorar bajo la lluvia, y al otro lado de la calle vi una persona con capucha negra, vestido largo y cabellera roja, rizada larga, oí su voz que decía.

"LAYLA, LAYLA,

VENID.

LAYLA, LAYLA, LAYLA,

NO REPRIMAS TODO ESO.

LAYLA, LAYLA LAYLA"

En mi mente retumbaban como eco sus palabras, su dulce voz. Cerré mis ojos y oí a alguien llamarme por mi nombre.

– ¿Layla? ¿Estás bien?

Cuando pude abrir los ojos, vi a Jonathan con un paraguas en mano, y tapándome para que no me mojara más, solo me abrace de él, y pude seguir llorando, sé que sonara algo estúpido de mi parte, pero sentí que el quería protegerme de todo, y solo dije con amabilidad –si gracias, estoy bien solo me duele la cabeza, eso es todo– me dispuse a irme cuando me detuvo y me dijo en voz baja.

– Sé que te han dicho cosas crueles de mí, pero en realidad, no soy así, soy todo lo contrario, tengo a un padre enfermo, y una hija, mayor de edad, soy una persona trabajadora, no quiero hacerte daño.

Me dijo mientras le veía con ternura.

– Y tu Layla, te me has hecho muy linda desde la primera vez que te vi me gustaría que un día me des la oportunidad de enamorarte como yo estoy enamorado de ti, sé que Gerardo te corteja, pero él se jacta, de que te tuvo en brazos, que tú y él se acostaron y lo presume como un logro, y tú no eres un logro, eres más que eso, y cualquier hombre quisiera tenerte como esposa, dame una oportunidad de demostrarte que puedo amarte.

Cuando dijo esto último, decidí alejarme de él, para no seguir escuchando no soportaba la idea de que Gerardo se estuviera jactando de que yo me acosté con él, decidí no decirle nada, y seguir con mi vida ya que de no ser así, me volvería loca, la verdadera pregunta era, ¿Quién era esa mujer? ¿Cómo sabia mi nombre?

Pasaron tres días de ese suceso, y por fin Gerardo se había dignado a hablarme, algo que no se si debería alegrarme o enojarme, pero veía mi molestia en mi rostro, cuando menos espere ahora él se sentó en mi mesa en la hora de comida, y me dijo unas palabras algo extrañas.

–Layla, sé que debes estar molesta, pero, quiero decirte que, eres importante para mí y que - en ese momento le detuve con la mano diciendo.

– Debo volver al trabajo provecho.

Salí del comedor con la cabeza en alto, y seguí mi día laboral como de costumbre hasta que me toco entrar a la bodega y vi hablando a Gerardo y Eduardo.

– ¿Se puede saber que ocurre con Layla por que ahora me trata tan fría, tan seca como si le hubiera hecho algo?

Dijo el joven preocupado, hasta que su amigo le pego con el puño cerrado en la cara.

–Eres un idiota, como no va a ser seca y cortante contigo si le dejaste de hablar después de acostarte con ella.

Gerardo entonces contestó.

– ¿Qué como pude? Por favor, ¿Crees que le iba a hablar después de lo que paso? Tan solo mira alrededor, ¿Qué querías que hiciera? Acaso que dijera en voz alta "Si Layla, lo hiciste muy bien te moviste bien me encanto meterte la".

En eso paro de hablar pero no pude seguir escuchando la conversación, se me hacía un nudo en la garganta y se me revolvía el estómago al saber que esta vez Yamileth tenía razón. Salí de ese lugar lo más rápido que pude dejando atrás a los dos chicos.

– ¡Claro que no! Además, ya te había dicho que hare las cosas bien, no la quiero para el ratito, quiero casarme con ella y ya vino mi amiga la joyera. Me entrego el anillo, al fin podre pedirle bien matrimonio para que no anden hablando aquí en la empresa, por eso le deje de hablar. Quería que las malas lenguas se olvidaran, pero veo que no es así, que aquí son una bola de víboras de cascabel, sueltan su veneno a todo lo que da, en serio ¿En serio? No puedo hacer las cosas bien ¿Por qué yo soy el malo?

En eso su amigo le dijo con un tono muy molesto

– ¡Sí! En eso tienes toda la razón, pero pregunto; ¿Por qué le dejaste de hablar a ella?, lo resintió, mucho, tu solo te fuiste de su vida y eso fue lo que más le dolió, no pidas que se comporte de manera dulce contigo cuando no fuiste nada dulce con ella.

Cuando dijo esto, el chico reacciono, por su comportamiento, tan antinatural y dijo con voz calmada.

– Ese día que llegamos, Daniel, el gerente, me vio llegar tarde, y a Layla, así que tome toda la responsabilidad, y para enmendar mi error, y que no nos corrieran, me trajo de un lado a otro, he estado haciendo horas extras para el anillo, sé que no fue justo pero al fin lo logre junte el dinero y pague el anillo y la semana que viene que paguen, podre llevarla a comer a algún sitio.

Esto no calmo a su amigo pero era una explicación al por que se había, comportado así con su amiga.

Pero para estos dos enamorados apenas la pesadilla empezaba.

Pureza Tomo 2 [EN PROCESO]Where stories live. Discover now