Capítulo 25. Deseo de sangre pt. 2

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Y luego, la niebla golpeó un muro

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Y luego, la niebla golpeó un muro.

El vapor se torció hacia arriba, buscando una brecha, una debilidad. No encontró ninguna. Las orillas de la neblina se torcieron hacia arriba y alrededor, y en el proceso se ilustró el tamaño de la pantalla protectora. Era gigante y circular.

Muy impresionante.

Alec frunció los labios, pero Jane siguió sonriendo. La rubia le lanzó una mirada a Venus, incitando a que usara sus dones. Ella sabía que su amiga no podía fallar.

La castaña observó detenidamente a sus enemigos, eligiendo al candidato perfecto para su don. Lo ubicó fácilmente, era el vampiro más musculoso que había visto jamás. Tenía hoyuelos en las mejillas por la sonrisa burlesca que portaba.

Venus se fijó intensamente en él, usando su poder. No lo suficiente para asesinarlo pero sí para inmovilizarlo. De un momento a otro, el fortachón se tiró al piso con el rostro desfigurado por el dolor.

—Me está quemando —masculló, en un hilo de voz.

Los demás vampiros se alertaron, no pensaron que alguien pudiera atravesar por el escudo de Bella. Algunos de ellos rugieron en su dirección.

Los miembros de la guardia sonrieron satisfechos. Jane le ordenó paralizar a Edward, y así lo hizo, el cobrizo también cayó al suelo. Aunque no necesitaba que Jane le dijera, ya lo tenía en la mira.

—¡Edward! —chilló Bella, colocándose junto a su esposo en el piso. El lobo blanco se puso frente a ellos gruñendo para cubrirlos, pero no interrumpió su poder. En cambio, Venus también paralizó al lobo, y de paso, a Carlisle.

Los lobos en la parte de atrás comenzaron a aullar.

Una rubia escultural saltó con furia en dirección a Venus, la castaña sonrió burlona y la detuvo con su poder en el aire. La vampira cayó al suelo desde lo alto.

Venus sí podía hacerles daño a sus enemigos porque su poder no era una ilusión. El fuego es algo físico. Muy parecido a su enfermedad cuando era humana. Bioquímico, no mental.

La formación triangular de los ancianos finalmente se rompió. Con una sonrisa de orgullo, Aro levantó una mano a Venus pidiéndole que se detuviera. Ella obedeció, y todos se levantaron jadeantes del suelo. Excepto Edward, con quien la castaña se ensañó en mayor medida.

Los Cullen gruñeron recelosos, y por fin, ella lo dejó en paz.

—Antes que votemos —comenzó Aro—. Déjenme recordarles... Cualquiera sea la decisión, no necesita haber violencia aquí. Sería una lamentable pérdida para nuestra clase perder a alguno de ustedes. Especialmente a Edward, y a su joven pareja. Los Vulturi estarían contentos de recibirlos a muchos de ustedes en nuestras filas. Bella, Benjamín, Zafrina, Kate. Hay muchas opciones ante ustedes. Considérenlas.

En ese momento, era muy importante el papel de Chelsea, ella debía romper los vínculos familiares y de amistad entre los Cullen, pero el escudo de Bella no se lo permitió.

FRANCESCA SWAN || Jasper Hale ✓ *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora