Capítulo 9

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Un hombre alto y de aspecto tenebroso caminaba por un largo pasillo oscuro mientras estiraba el azulado traje de tela suave que llevaba puesto

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Un hombre alto y de aspecto tenebroso caminaba por un largo pasillo oscuro mientras estiraba el azulado traje de tela suave que llevaba puesto. Sus pasos resonaban por el silencioso lugar, y los nervios no se hicieron esperar cuando la gran puerta metálica con decoraciones de terciopelo rojo se hizo presente.

Remojó sus labios, deseando que la situación se alejara de la tensión, y golpeó dos veces la lujosa puerta antes de pararse derecho y esperar el permiso que le indicase que ya podía ingresar a la habitación.

─Entra.

Se escuchó una gruesa y nada amistosa voz desde el interior. El hombre no esperó más tiempo y abrió la puerta, cerrando con rapidez detrás de él.

La habitación era enorme y muy espaciosa. Denotaba un aire superior y prepotente que lograba aumentar los nervios del hombre. Aún así, en ningún momento demostró terror o sumisión.

Un aspecto lúgubre y silencioso ensombreció el lugar, cuestionando al sujeto en si avanzar o no. Esperó pacientemente una señal, sin intención de molestar a su jefe con algún descuidado e irrespetuoso arrebato, y alzó el mentón para mantener una postura recta y firme.

─Acércate, DaeHyun ─habló la rasposa voz.

El hombre asintió y comenzó a caminar con sigilo, manteniendo su buena postura y elegancia. Se acercó hasta el final de la habitación donde un gran escritorio de vidrio reposaba en el centro con una inmensa pila de hojas bien ordenadas, y alguno que otro cenicero ya ocupado. Dos inmensos ventanales se encontraban en ambos extremos al final del lugar. Una vista espléndida pero hábilmente tapada por dos gruesas cortinas de color rojo vino. Detrás del escritorio descansaba una alta y voluptuosa silla de género que mantenía a su dueño sentado con comodidad mientras observaba con atención al sujeto frente a él. Un abstracto y oscuro cuadro de colección adornaba la pared detrás del misterioso hombre, siendo lo más llamativo de ahí al acoplarse justo en medio de ambos ventanales. Era un poco más pequeño que aquellos gruesos vidrios.

Tragó saliva y detuvo su andar a dos metros de distancia de aquel costoso escritorio.

Sabía por qué estaba ahí, no era idiota. Él, al igual que todo el país, había visto las noticias del día anterior. Nadie era ignorante respecto al tema de los famosos Kim.

─¿Has visto las noticias? ─preguntó, sin apartar la vista.

DaeHyun asintió y contestó: ─Sí, señor.

─Bien. Sabes lo que hay que hacer ─Dicho esto, estiró su silla hacia atrás y se levantó─. Debes entregarme toda la información que obtengas acerca del nuevo paradero de Kim SunHee y Kim JiHoo. No pueden quedar impunes luego de tantos años.

─Sí, señor. A penas salga iré a buscar al resto del equipo para organizar el rastreo oficial y conocer, además, toda la información que ambos han estado ocultando ─informó.

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