Epílogo

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La calidez de aquel día de verano era envidiable

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La calidez de aquel día de verano era envidiable.

Las personas abandonaban sus hogares con alegría al saber que podrían disfrutar de un exquisito, y para nada agobiante, día de verano en familia; ya fuese en la playa, en el campo o paseando de aquí para allá.

Todo era genial para los ciudadanos de Seúl, pero para Kim TaeHyung, aquel día era igual o peor que el anterior.

Su mirada se encontraba perdida mientras observaba a las personas pasear de aquí para allá dentro de su vecindario. Poseía grandes ojeras que lo hacían lucir más decaído e indiferente a todo, más bien más de lo que ya lo estaba realmente. Su cuerpo no tenía ninguna intención de levantarse de aquella incómoda silla negra que se hallaba ubicada frente a la única ventana de su habitación. No tenía fuerzas para nada, ni siquiera para comer. Se sentía cansado y demacrado, y su cabeza dolía cada día más.

No podía dormir, porque las pesadillas llegaban demasiado pronto para su gusto, y las fuerzas —Casi inexistentes—, no hacían nada más que mantenerlo despierto mientras le ayudaban a recordar el motivo del por qué ya no tenía ninguna gana de vivir.

La depresión se había convertido en su mejor amiga. No lo soltaba por nada del mundo, y aunque era un ambiente enfermante, TaeHyung tampoco ponía algo de su parte para soltar aquel trastorno que había decidido acompañarlo desde la partida de la única persona que había logrado remover todo su corazón.

Seis meses habían pasado desde la muerte de JungKook, y TaeHyung sentía que ya no podía aguantarlo más.

Hace un año lo había conocido. Un año exactamente había pasado. Un año desde que cruzó palabras con aquel hermoso y especial chico por primera vez.

Se sentía completamente débil y vulnerable, y sabía que solamente el pelinegro podría sacarlo de aquel estado. Sólo él. Pero Kook ya no estaba, y al igual que su vida, JungKook se había llevado todo lo bueno que tenía con él, dejándolo sólo en aquel vacío mundo que ya no le interesaba.

Sus padres todo el tiempo ingresaban a su habitación para hablarle de algo, hacerle compañia, y llevarle algo de comida. TaeHyung jamás reparaba de ellos, y aunque para los Kim era una verdadera tortura ver a su hijo siendo consumido por aquel depresivo estado, nada más podían hacer si TaeHyung no se dejaba ayudar.

NamJoon todos los días estaba ahí para él, y sus amigos tampoco se quedaban atrás. Pero nadie, absolutamente nadie había logrado que TaeHyung si quiera emitiera una palabra en todo ese tiempo. El castaño parecía un muerto en vida, donde lo único que hacía dentro de aquellos meses, era llamar una y otra vez a JungKook, rogándole que volviera con él.

Todos sus compañeros de la universidad se graduaron, presentando tesis excelentes que lograron dejar a JuWon, y a todo el comité directivo, completamente satisfechos. Pero, aunque en un principio aquello era el objetivo más importante de TaeHyung, en ese momento jamás se le cruzó por la mente poder apelar por una segunda oportunidad para por fin graduarse y abandonar la universidad. JuWon lo llamó reiteradas veces, intentando convencerlo de presentarse, aunque fuese con menos calificación, para que no dejara todos sus esfuerzos tirados en la nada. Pero TaeHyung jamás lo escuchó, jamás le hizo caso, y jamás actuó.

La Tesis | VKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora