Capítulo 18

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Los señores Kim habían salido de su casa para realizar algunos trámites que tenían pendientes

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Los señores Kim habían salido de su casa para realizar algunos trámites que tenían pendientes. TaeHyung hizo su mejor esfuerzo para no demostrar la debilidad que lo caracterizaba en esos momentos; ocultando todo su dolor en su conocidas y auténticas exprensiones de desinterés.

El castaño se encontraba caminando de aquí para allá por cada habitación de la casa. Quería despejar su mente para no continuar hundido en aquellos infernales e interminables pensamientos que lo atormentaban cada día. La única diferencia era que siempre había podido desviarlas y alejarlas de su inteligente y progresiva mente con variados pensamientos racionales, pero hoy nada parecía ser suficiente para poder eliminar los recuerdos y quitar todo el peso que su pasado poseía.

Había intentado repasar ciertos conocimientos que mantenía olvidados dentro de su cabeza para distraerse, también había intentado pensar en los conceptos más recientes que había aprendido para mantenerlos presentes, e incluso había intentado imaginar situaciones incoherentes y poco favorecedoras para sus principios con tal de alejar los amargos recuerdos, pero nada era suficiente.

Aquella llamada se mantenía presente y se reproducía una y otra vez dentro de su cabeza.

Había llorado un poco, y ahora se arrepentía de eso. Se había prometido a sí mismo no volver a llorar y no volver a lamentarse por aquellas personas que no lo merecían. Se lo había jurado a sí mismo y había logrado cumplir sin problemas durante todos estos años.

Aguantó y se impidió derramar alguna lágrima por aquella insignificante razón, y lo había conseguido muy bien.

O bueno.

Hasta ahora.

Ese día, TaeHyung se quebró y lloró por primera vez luego de dieciocho años. Dieciocho años sin llorar por sus progenitores, por su abandono y por su indiferencia.

¿Y para qué?

Había creído que era una persona fuerte y valiente, pero en realidad era todo lo contrario. Él siempre había sido débil y cobarde, y nada ni nadie iba a poder cambiar eso.

Cerró sus ojos con fuerza, y de repente el timbre de la casa sonó, logrando que los abriera de vuelta.

Caminó con pesadez hasta la entrada de su casa, deseando que nadie relevante se encontrara frente a su puerta. No tenía ánimos de atender a nadie en esos momentos. Su cabeza divagaba de aquí para allá, y lo único que quería era descansar un poco para refrescar sus pensamientos y olvidar lo sucedido.

Bajó las escaleras con lentitud, y el timbre volvió a sonar. Gruñó por lo bajo y pasó una de sus manos por su castaño cabello. Suspiró y pestañeó varias veces para que no se le notara ningún rastro de las escasas lágrimas que aún reposaban en el borde de sus ojos.

Agarró la manecilla de la puerta y la giró, exponiéndo a la persona que se hallaba de pie frente él.

─JungKook ─habló con voz ronca.

La Tesis | VKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora