Capítulo 11

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Cuatro meses habían pasado ya

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Cuatro meses habían pasado ya.

Ni TaeHyung ni JungKook habían hablado en alguna ocasión acerca de aquel beso que, en silencio, había alborotado el sentir de ambos. En reiteradas ocaciones, el dúo había vuelto a visitar aquel exorbitante salón que los lograba transportar a tiempos más antiguos. Para Kim y Jeon, aquel se había convertido en un lugar único y caraterístico que, a pesar de tratarse de un recinto público que muchas personas solían frecuentar día y noche, los había transportado a su propio espacio privado donde la magia comenzaba a cobrar vida.

Esto último de acuerdo a la perspectiva del menor, claro.

Ninguno había decidido definir en ningún momento el tipo de relación que ambos tenían. TaeHyung mantenía un gran lío dentro de su cabeza debido a las extrañas e inesperadas emociones que comenzaba a experimentar por el pelinegro. Y aquel era un gran conflicto debido a la nula creencia que poseía el castaño respecto a ello.

Experimentar emociones era normal, lo sabía. Creía en la emociones, más no en los sentimientos, pero experimentar ciertas extrañezas por una persona que lo lograba estremecer con una sola mirada, lo confundía. El mayor se mantenía firme en una encrucijada que no hacía más que atormentarlo cada día.

TaeHyung quería mantener su lógica y su razonamiento tal y como siempre; sin dudas, y con todo perfectamente calculado para procurar tener ordenados sus propios ideales. Pero todo lo confundía, porque comenzaba a sentir, y sentir era algo que no podía aceptar. A pesar de los meses que habían avanzado con rapidez, el castaño no podía acostumbrarse a la quebradura que todo eso conllevaba para su firme postura.

JunKook, por su parte, podía asegurar con toda certeza que Kim TaeHyung le gustaba, y le gustaba mucho. El castaño, a pesar de su mala actitud, había logrado alterar los sentimientos del menor, ocacionándole bellas sonrisas y miradas perdidas. Solía imaginar todas las cosas que podría hacer con el mayor en sus tiempos libres, y eso lo animaba. Quería lograr cautivar a Kim como él lo había hecho con su persona. Deseaba poder romper por completo aquella coraza que el castaño mantenía viva y lista para atacar ante cualquier acontecimiento que resultara ser una amenaza.

Aún no sabía qué era lo que había acontecido en su vida para convertirlo en alguien tan alejado de las emociones y de los sentimientos, buscando refugio a través de los pensamientos y la lógica. Pero no lo presionaría para saber.

No, eso nunca.

Respetaba a su hyung, y aunque le causase mucha curiosidad saber el trasfondo de las cosas, deseaba venerar el silencio del mayor. Si algún día él decidía contarle sus preocupaciones, él estaria dispuesto a escucharlo y a brindarle todo su apoyo. Quería permitirle a TaeHyung ser feliz con libertad.

─Hola, señoritos, ¿cómo andan? ─NamJoon se acercó hasta los más jóvenes para sentarse al lado del castaño.

Ambos chicos le sonrieron con simpatía.

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