Capítulo 3

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"Sigue desafiándome y te arrepentirás de hacerme enojar"

Arrugo la nota haciéndola una bola para tirarla a la basura, río para mis adentros y continúo leyendo mi libro masticando el chicle de menta que me había dado Shelley la noche anterior. Después de un rato el señor Thomas me envía a organizar los libros nuevos que llegaron.

Para que este hombre sigue encargando libros si nadie en este pueblo los compra.

Me detengo en uno que me trae tan malos recuerdos: Flor que nunca fui de Emmy Hooper Dickson, me lleva a recordar con tristeza el día en que perdí a mi padre, por el éxito de ese maldito libro, mi vida nunca más fue igual, mi madre ya no estaba en casa y así fui creando mi personalidad sola en mi soledad.

Los minutos pasan mientras organizo los nuevos libros, cuando mi jefe me manda a una entrega a domicilio, nunca lo he hecho porque nadie los encarga, pero supongo que no debe ser tan difícil entregar unos simples libros. Salgo de la librería dispuesta a realizar mi tarea de entrega, camino por la solitaria calle, sintiendo nuevamente que alguien me observa, intento apresurarme pero esta vez logran ser más rápidos que yo, miro nerviosa hacia atrás pero no logro identificar a nadie.

Regreso mi vista al frente cuando lo veo ahí frente a mí parado, un chico de cabello tan negro como la noche, su altura es imponente y a pesar de ser alta me siento pequeña en comparación con él. Se dirije hacia mí a pasos lentos y marcados, tiene un abrigo negro que le brinda una elegancia despampanante, arregla su peinado tensando su cabello hacia atrás pero este se desmorona quedando algunos flequillos en su frente, un auto pasa iluminando con sus focos el rostro del chico que tiene unos ojos grises remarcando la pupila totalmente negra.

El auto se estaciona, dando más claridad a  su rostro que me es conocido, la rudeza de sus facciones es sin duda algo que estoy segura que he visto antes. Se acerca más a mí pero al ver que el chofer se baja del auto para abrirme la puerta, sus pasos frenan en un extraño intento de llegar a donde estoy. Nuestras miradas vuelven a cruzarse, sus ojos son un imán atrayendo el metal de los míos. El cristal de la puerta del coche no es barrera para él cuando sigue perdido en mi mirada, que observa continuamente en cuanto nos ponemos en movimiento, dejando atrás al misterioso chico.

Aunque tardo unos minutos en llegar, la dirección es sencilla, se me hace fácil llegar hasta ella tomando en cuenta de que no conozco el lugar, es una casa apartada, similar a la mía, de gran entrada y vistoso lujo. Un hombre maduro me recibe dando indicaciones de que me adentre en la propiedad, la sala de estar es impresionante, tiene una enorme chimenea que está encendida propagando el calor por la casa, al lado de esta hay un enorme lobo de un pelaje negro oscuro y de ojos azules claros, son increíblemente hermosos estos animales.

Unos pasos se van acercando hasta donde estoy y el chico que vi antes al salir de la librería es a quien tengo delante

— Buenas noches —su tono es cálido

— Bu... buenas noches —balbuceo un poco —nos conocemos? —pregunto aún sabiendo la respuesta

— No tengo el placer —exclama con una sonrisa oculta entre sus labios

— Aquí están sus libros —extiendo la mano y él lo recibe inmediatamente

— Veo que el señor Thomas a mejorado la entrega de sus productos

— Al menos está haciendo el intento

De un momento a otro el lobo se pone de pie en sus cuatro patas y avanza en mi dirección, me rodea haciendo que su suave pelo roce mis manos, temerosa le brindo caricias en la cabeza y la parte baja de su cuello provocando que el animal agite su cola desesperadamente.

Los Lobos de Needville © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora