Capítulo 27

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Arthur

Hay ocasiones en la que las cosas malas son necesarias, aunque pesen, aunque duelan, aunque traigan consecuencias. Desde el asesinato de su madre, la única persona que lo protegía en este mundo, Kenen se había vuelto un ser solitario, separado de sus hermanos en una ciudad en la que estaba completamente solo, sin nadie que lo educara, sin nadie que le brindara amor.

Escasas veces yo lo visitaba, ver su cara me recordaba una y otra vez el amor que había perdido. Me enfoqué en mi nueva familia, mi hija ahora era lo más importante para mí. Dirigía a los chicos desde lejos, los Loups era la organización que había creado con sus padres, nunca la iba a abandonar. Pero sin darme cuenta había creado un monstruo, una amenaza inminente para las personas a las cual sí quería.

Podía haber terminado con la vida de aquel chico? Sí, perfectamente podía haberlo hecho, pero no podía negar que había heredado los genes inteligentes de Vivien y como si la intuición se lo gritara, huyó la misma noche en la que quise acabar con él.

Ahí entendí que era una potente amenaza para mi vida y para los míos.

Si quieres saber de lo que es capaz una persona, solo tienes que acorralarla y llevarla al límite para que te dé su peor versión.

Kenen creció sin su madre, sin ningún cariño de mi parte y hacía mucho tiempo que había dejado de importarle sus hermanos, pero a mí sí me importaba lo que podría estar ideando, era demasiado inteligente y tenía que saber con qué me iba a salir. Nadie hasta ahora me había superado, era el maestro del engaño, mi esposa no había descubierto mi doble vida y mi hijo mayor era mi gran amenaza.

Así que idee un plan genial en mi cabeza, tenía que morir, por el bien de los demás tenía que simular mi muerte, que creyeran que había dejado de existir, tenía que hacerle creer a Kenen que había abandonado a los otros solo por estar con él, que había dejado mi antigua vida atrás para demostrarle que sí lo quería.

Por eso es que fue un mal necesario, fue necesario que los demás sufrieran para su propia protección. Por muchos años lo conseguí, logré cuidar a los chicos y mi mayor tesoro: Hazel. Pero todo se derrumbó cuando se mudaron a Needville y me di cuenta que todo mi esfuerzo de años había sido en vano. Kenen planeaba algo grande, algo tan fuerte que estaba haciéndose pasar por el chófer de mi mujer y mi hija bajo el nombre de Roald.

De ninguna manera había abandonado su criterio de siempre. Ni siquiera había servido que fingí mi muerte y causé el mayor daño para mi hija, aún así no dejo de tener esos planes absurdos y retorcidos que yo seguramente tenía que descubrir.

Sospechaba lo que planeaba pero no tenía certeza absoluta de las cosas, desde el minuto que supe que iba a atacar en el estreno del libro de la madre de mi hija, estaba consciente de que tenía que actuar. Sin imaginar que nada era lo que yo pensaba, nunca había estado tan lejos de la realidad.

.....

Kenen

Un abrazo no me había dado tanto asco en la vida como el que sostienen mi padre y mi hermana. Siempre he sido consciente de que mi padre no me a querido, de que incluso ama más a esos estúpidos Parrish que a su propia sangre. Lo supe desde aquel día, desde que perdí a la única persona que de verdad me quería, mi madre, que no se merecía aquella muerte fue la única que me demostró cuanto me quiso. La verdad es que siempre deseé ser un auténtico Parrish, ser hijo de Steven, que seguro hubiera sido mejor padre y no de la persona que nunca a tenido afecto por mí.

Arthur está hoy aquí creyendo que puede impedir lo que sucederá, estúpido él y todos los que creen que mis planes no saldrán al pie de la letra de como los he hecho.

Los Lobos de Needville © Where stories live. Discover now