Capítulo 7

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Mi mente no podía dejar de pensar en el encuentro con Giovani. Mientras más intentaba alejarme de él parecía que el destino más nos acercaba y más insistía en ponernos uno frente al otro. O tal vez eran mis ilusiones, mis ganas de creer que en algún lugar había alguien conspirando a mi favor.

Lo cierto era que cada vez que intercambiábamos palabras, me sentía mucho más cerca de él. Cada vez sentía una conexión más grande... Y no sabía si aquello era cosa mía o él también lo sentía. Me dolía no poder preguntárselo.

Si todo esto ocurriera en una situación diferente, probablemente ya hubiera intentado acercarme más. Era algo que solía hacer siempre que me interesaba alguien. Prefería el dolor de una negativa antes que la duda de qué hubiera pasado si lo intentaba. Además, creía que conocer personas era un placer hermoso, no podía impedírmelo por miedo.

Giovani me parecía un mundo hermoso por conocer. Uno un tanto profundo y mágico. Su sensibilidad y forma de ver la vida me atraían demasiado. Era imposible huir cuando se sentía tanta curiosidad.

Y ahora estaba parada justo en esa línea. En no saber si dejar que esta vez me domine el miedo y la prudencia, o permitirme fluir como lo había hecho durante toda mi vida. Y supongo que esa duda era la que me mataba por dentro.

Cuando llegamos al salón del evento, mis compañeros estaban ubicándose en fila.

—Amanda, ven aquí. Atrás de Nailah —me dijo mientras me guiaba hacia allí.

Una vez que me puse detrás de mi amiga y Gimena se fue, intenté relajarme un poco.

—¿Estás bien? —me preguntó ella mirándome con atención.

—Si. Fue un momento de nervios nomás. Ya estoy mejor.

—Te entiendo. Tanta gente mirándonos es un tanto raro. Yo tampoco me siento muy cómoda.

—¿Qué pasará ahora?

—Gimena dijo que pasaremos al escenario y nos harán algunas preguntas para que el público nos conozca más. Ya sabes, cosas que se hacen en un show.

Y así fue. Nos hicieron subir a todos al escenario de nuevo y la mujer que conducía el programa en vivo, se acercó a la primera de la fila. Le hizo unas cuantas preguntas sobre su vida, de dónde era, con quién vivía, su situación amorosa y cómo había llegado al mundo de la moda. Intenté escuchar las preguntas, que eran todas iguales, y, sobre todo, las respuestas que daban mis compañeros para saber qué responder. Pero eso fue posible solo con los dos primeros. Después algo capturó mi atención y no pude volver a concentrarme en escuchar.

Giovani había ingresado al salón y se había ubicado al lado de Fátima. Sus ojos se clavaron en el escenario y a los pocos segundos, se cruzaron con los míos. Intenté mantener la calma, pero su sonrisa ante el choque de miradas hizo que mi corazón se acelerara.

En un momento vi que la princesa se acercaba a decirle algo al oído y él fruncía el ceño antes de responderle, también al oído. Fátima volvió a hablarle y luego se alejó de él. La mueca en su rostro no indicaba nada bueno... Pero Giovani no quitaba la vista de mi.

Tuve que desviar la mirada para recuperar el control sobre mí. Necesitaba mantener la calma, ordenarme internamente y dominar lo que sucedía. Necesitaba hacerlo. Al menos esta vez.

—Amanda Vigoni, háblanos de ti —me dijo la presentadora acercándose a mi—. ¿De dónde vienes?

Y así comenzó la ronda de preguntas banales sobre mi vida privada que parecía estar obligada a compartir.

—¿Y qué hay de tu corazón?

—¿Mi corazón? Está muy bien, gracias.

Me miró raro y largó una carcajada.

Vistiendo a la realezaWhere stories live. Discover now