Capítulo 10

69 10 0
                                    

Hola a todos.

Antes que nada, quiero pedir disculpas por la desaparición repentina. Lo cierto es que estoy pasando por una etapa bastante especial en mi vida y eso hizo que se me generase un bloqueo enorme en cuanto a la creatividad.

Por suerte no es algo grave, pero me está costando sentarme a escribir. Aun así, estoy empezando a regresar a las letras. Por eso, de a poco, iré volviendo a la historia y a las publicaciones de los capítulos.

Muchas gracias por la paciencia, por acompañarme en la lectura y por seguir dándole vida a la historia.

Sin mas preámbulo, los dejo con el nuevo capítulo.

Sus labios tocando los míos crearon un incendio en mi interior que me tomó por sorpresa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sus labios tocando los míos crearon un incendio en mi interior que me tomó por sorpresa.

Giovani se alejó por unos segundos, como tomando consciencia de su impulso... Pero yo no le permití pensar más. Tampoco yo lo hice.

Lo agarré de la camisa y lo acerqué a mi para volver a unir nuestros labios en un beso que había estado imaginando desde el primer día en que lo había visto.

Mis labios estaban sedientos de él y por lo que podía sentir, él también había estado reteniendo sus ganas. O eso es lo que demostraba mientras mordía y acariciaba con su lengua cada parte de mi boca.

Pegué mi cuerpo al de él, sin poder controlarlo porque todo mi interior se había convertido en un imán. Y entonces sentí que no era la única que se veía atraída a ese deseo prohibido.

Con la respiración agitada, separó sus labios y pegó su frente con la mía.

—Amanda.

Su voz, en ese estado, sediento, agitado, deseoso... sonó a paraíso.

—Giovani.

Suspiró.

—Debo irme.

—Quédate —le dije sin pensarlo.

—No debo.

—Pero puedes. Quédate.

—No debo ni puedo, aunque quiera.

Volvió a besarme, de manera rápida y se alejó de mí. Sin mirar atrás, avanzó hacia la puerta y desapareció.

Y me dejó así. Latiendo con un único deseo. Un deseo que no me correspondía, pero que aun así me dominaba. Más que nunca.

Porque una cosa era imaginar sus labios y otra muy diferente, haberlos probado. Desde ese día, sabía cuál sería la adicción más peligrosa que podía tener.

Giovani era mi perdición. Y mi sanación.

Esa noche acaricié el placer en su nombre.

Y supe que cuando el sol saliera, comenzaría una guerra muy dura contra mis propias emociones.

Vistiendo a la realezaWhere stories live. Discover now