Capítulo 19

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Los días fueron pasando, se sucedieron unos a otros. Pasaron las semanas, pasaron varios desafíos y también eliminaciones. Dentro mío pasaron muchas emociones, pero logré reencontrarme con la estabilidad y conectar con el disfrute que me regalaba aquella experiencia.

Tras la cachetada simbólica de Álvaro y la charla profunda con Emi a través del teléfono, logré ponerme firme respecto a lo que sentía hacia Giovani. Logré entender que, si yo no me cuidaba y no me priorizaba, nadie del afuera lo haría por mi... Y siempre terminaría perdiendo; perdiendo oportunidades, experiencias, posibilidad de disfrutar del presente y sobre todo de mí misma, de lo que lograba a través de mi esfuerzo.

No verlo en todo ese tiempo me ayudó bastante a ordenar las ideas, los pensamientos y también los sentimientos, o eso es lo que creía sin tener su presencia frente a mí. Los días comenzaron a ser más tranquilos, las tristezas solo venían de recuerdos de mi madre, de extrañar mi casa, mi gente. Y un poco también de la frustración momentánea a la hora de tener que enfrentarme a un nuevo desafío de cara al domingo de eliminación.

Tuvimos que despedirnos de varios participantes que encontraron en las votaciones la mala suerte de tener que abandonar el evento. Pero también compartimos varios momentos muy lindos todos juntos. Al ir reduciéndose el grupo y sumarse días en la estadía, comenzamos a tener más confianza, más afinidad. Incluso comencé a entablar conversaciones amenas con Rebeca, cosa que no creía posible.

Mi amistad con Milo y con Nailah pareció acentuarse con el paso del tiempo y agradecía poder contar con su compañía, con su escucha y confianza.

Finalmente, sentía que comenzaba a disfrutar de verdad el hecho de poder estar allí, de tener la oportunidad de reconectar de lleno con mi pasión, con lo que siempre me había hecho sentir cosas hermosas. Estaba viviendo un sueño; poder dedicarme todo el día a hacer únicamente lo que amaba. Y agradecía poder estar disfrutándolo.

En cierta forma, al vivir ese nuevo presente, me sentí un poco enojada con la Amanda que ingresó y que se permitió perderse un buen tiempo de aquel disfrute. Pude aceptar que si bien los sentimientos eran lindos, regalaban buenos momentos y me hacían volar, había circunstancias en que lo mejor era aprender a dejarlos de lado. Desde que lo había empezado a hacer, las cosas habían fluido de manera diferente para mi. Y así era como quería que continuara siendo hasta que mi estadía en el palacio terminara.

—Estamos llegando casi a la mitad del certamen, ¿se han dado cuenta de eso? —Preguntó Milo mientras salíamos del comedor.

—¿Ya estamos en la mitad? —inquirí sin poder creerlo.

—Cinco eliminados, doce participantes. El próximo domingo entramos en la segunda mitad.

—¡Que locura! —exclamó Nai.

—Supongo que la princesa vendrá para la próxima gala.

El corazón se me detuvo en seco ante aquel comentario. No había reparado en aquel detalle del paso del tiempo.

—Hubieran mencionado algo la vez pasada.

—O tal vez quieren que sea sorpresa el regreso.

—No lo creo. Para mi es mejor adelantar así la gente mira mas el programa.

—¿Por qué lo mirarían mas? —pregunté sin entender.

—Por el regreso, claro. Seguro cuentan algo del viaje o muestran imágenes, a la gente le encanta saber sobre la vida de la realeza. Yo lo haría —opinó Milo.

Aquellos comentarios me generaban nervios. No quería exponerme nuevamente a lo que había vivido al inicio. No quería perderme de aquella forma.

Sabía que mi decisión de alejarme estaba firme, pero no sabía si podría llevarla adelante teniéndolo a él frente a mi.

Vistiendo a la realezaWhere stories live. Discover now