Capítulo 16

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THIAGO

Trabajar con Logan Church era una buena oportunidad para mí, pero era un trabajo que me dejaba destrozado. Trabajaba tres veces a la semana unas cuatro horas al día, horas que debía combinar con mi horario en el instituto. No eran muchas, pero sumadas al trabajo en el instituto y a que me las pasaba cargando material de un lado a otro... Joder, acababa destrozado. Me estaba costando adaptarme a todos aquellos cambios, pero lo peor eran los recuerdos. Siempre me había dado miedo volver, pero nunca pensé que fuese a llegar a ser tan duro.

La casa muchas veces se me caía encima, tanto que ya había empezado a ahorrar para poder buscarme un lugar donde vivir. No me importaba que fuese un cuchitril o una habitación en un antro de mala muerte: necesitaba alejarme de esa casa. Lo único que me frenaba por el momento, sin contar que aún no tenía el dinero suficiente, era mi madre. Dejarla sola, cuando habíamos vuelto, no me parecía una buena idea. Aunque ella pusiese buena cara e hiciese como si nada, sabía que le dolía tanto como a nosotros haber vuelto a la que había sido nuestra casa de la infancia. Pero no podía largarme, no cuando técnicamente habíamos vuelto a Carsville por mí.

Aparqué el coche en la entrada ya que mi moto seguía sin arrancar y me bajé encaminándome hacia la entrada de casa. No fui consciente de quién estaba saliendo por la puerta hasta que casi choqué con ella. Aunque Kam se detuvo antes de que eso pasase. Mi cerebro tardó un poco en asimilar que si estaba allí era porque acababa de salir de mi casa y que, por tanto, eso significaba que había estado dentro, con mi hermano, con mi madre...

—¿Qué haces tú aquí? —pregunté notando la rabia burbujear en mi interior. No estaba de humor para algo así. No aquel día. No cuando se acercaba peligrosamente la fecha para volver a destrozarme.

Kam, nerviosa, se acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja y abrió la boca para empezar a hablar.

—¿Sabes qué? —la interrumpí antes de que su rostro me distrajera más de lo acostumbrado—. No me interesa. —La rodeé y entré en mi casa dando un sonoro portazo.

Cuando entré me recibió el sonido de mi madre cocinando en la cocina y la fragancia de la cebolla friéndose con el aceite de oliva en la sartén. Mi hermano subía las escaleras en aquel momento y, cuando se giró para ver quién acababa de entrar, vi un brillo que nunca había visto en él hasta la fecha.

Su decepción me confirmó que Kam había estado allí con él.

—¿A qué coño te crees que estás jugando? —le increpé sin poderme contener. En ese momento achaqué mi rabia a que Kam había entrado donde juré que nunca volvería a dejarla entrar, pero ahora que echo la vista atrás sé que fue algo más que eso. Fue el ver esa expresión en mi hermano, ver ese brillo en los ojos por alguien que en un futuro iba a considerar mío.

Mi hermano se detuvo en mitad de las escaleras y cuadró los hombros.

—Esta también es mi casa —dijo muy serio, mucho más serio de lo que lo había visto en mucho tiempo.

—Será tu puta casa cuando hagas algo que te haga merecértela. Como vuelva a verla aquí, Taylor...

—¿Qué? —me interrumpió, bajando un escalón y encarándose conmigo como nunca lo había hecho—. ¿Qué coño vas a hacer?

Aguanté la respiración porque las ganas que me estaban entrando de partirle la cara eran algo nuevo para mí.

—Kami me gusta y creo que yo también le gusto a ella —dijo entonces sentenciando su posible muerte instantánea en mis manos—. Así que voy a invitarla todas las veces que quiera... Tú eres el único que sigue anclado en el pasado, supéralo de una puta vez para que el resto podamos seguir adelante con nuestras malditas vidas.

Pasó por mi lado y salió fuera copiando mi portazo de antes.

Respiré hondo y apreté el puño con fuerza.

Volví a bajar los cuatro escalones que había subido sin saber muy bien qué iba a hacer a continuación, si seguirlo fuera y meterme en una pelea o decirle cuatro cosas más, pero entonces mis ojos se encontraron con los de mi madre, que me observaban tristes desde la puerta de la cocina.

—No vas a poder evitarlo, Thiago —dijo mirándome con... ¿lástima?—. Desde que sois unos críos siempre supe que esto terminaría pasando. Lo que nunca tuve claro fue con cuál de los dos se quedaría...

Pero ¿qué coño?

—No tengo ni idea de lo que estás hablando —la interrumpí intentando controlar mi genio—, pero no pienso compartir techo con la persona que mató a quien yo más quería en este mundo.

Mi madre se llevó la mano al corazón y antes de que pudiera verla llorar otra vez, subí y me encerré en mi habitación.

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¡Hasta aquí los cuatro capítulos!

¡Espero que os hayan gustado! Os leo en comentarios ;)

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