Capítulo 18

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TAYLOR

Nos quedamos mirando al director sin tener ni puta idea de qué decir. Si la pelea que habíamos tenido lo había cabreado, que nos hubiésemos metido mano en una clase lo había terminado de sacar de sus casillas.

—¡Esto es inaceptable! —nos volvió a decir por tercera vez.

Miré a Kami de reojo e intenté con todas mis fuerzas no echarme a reír. Estaba roja como un tomate. Asentía con la cabeza y ya no sabía cómo disculparse.

—Lo sentimos mucho. No volverá a pasar, de verdad.

—Debería expulsaros —dijo golpeando con el bolígrafo la esquina de la mesa—. Primero, hablaré con vuestros padres. Después, os alargaré el castigo una semana más y, si fuera por mí y no afectase a los respectivos equipos de animadoras y baloncesto, os prohibía ir este fin de semana a Falls Church. Una metedura de pata más y os expulso. No estoy bromeando... Teniendo en cuenta vuestros expedientes —agregó mirando lo que supuse eran nuestras notas—, eso acabaría con las posibilidades de que usted, señorita Hamilton, pueda estudiar en Yale, y usted, señor Taylor, pueda ir a Harvard.

Sentí la mirada de sorpresa de Kami, pero no se la devolví. Apreté la mandíbula con fuerza y miré hacia delante. La universidad a la que quisiese ir no tenía por qué incumbirle a nadie. Me cabreó tanto que hubiese desvelado eso de mí sin reparo ninguno que tuve que contener las ganas de decirle cuatro cosas.

—Ahora largaos de mi vista —finalizó sin ni siquiera mirarnos para después seguir redactando el documento en el que estuviese trabajando.

Abrí la puerta del despacho y dejé que Kami pasara primero. No tardó ni medio segundo en preguntarme.

—¿Harvard? —Me detuvo con una mano, buscando mis ojos con su dulce mirada incrédula.

Nunca admitiría en voz alta que me dolió ver tal asombro en sus ojos ante la posibilidad de que yo estudiara en una prestigiosa universidad.

—¿Yale? —contrataqué yo.

Kami se encogió de hombros.

—Quiero estudiar allí desde hace años. Nunca admitiré en voz alta que me entraron ganas después de hacerme fan de Las Chicas Gilmore, pero es una muy buena universidad... y mi padre estudió allí.

—¿Y qué quieres estudiar? —le pregunté caminando pasillo abajo hasta salir por la puerta que daba a la cafetería.

—Bellas artes.

Recordé entonces que a ella le gustaba dibujar.

—¿Aún sigues dibujando?

Asintió con timidez y me pregunté por qué parecía que fuese algo que le avergonzaba.

—Oye —le dije cogiéndole la mano y atrayéndola hacia mí antes de que entrásemos en el bullicio de la cafetería—. Siento todo esto... El castigo y haber puesto en riesgo tu futuro...

Kami negó con la cabeza.

—No te preocupes... Además, ha sido culpa de los dos —dijo sonriendo tímidamente.

Joder... De repente, recordé la suavidad de su piel cuando había acariciado su pierna hasta llegar a su muslo y sentí que me empalmaba un poco.

—Lo que pasó antes...

—Ha sido un error, lo sé —dijo tan segura y tan firme que mi cerebro dio dos pasos hacia atrás casi instintivamente.

—¿Lo ha sido?

Kami miró hacia ambos lados y pareció apurada e incómoda.

—Aún no estoy lista para tener nada con nadie... Hace muy poco que lo dejé con Dani y...

DÍMELO BAJITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora