✞ Capítulo 30.

21.5K 1.5K 367
                                    

Tras una semana interminable repleta de larguísimas jornadas laborales y tanto papeleo que acababa los días con una insoportable jaqueca, la llegada del viernes fue una bendición para Daisy

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Tras una semana interminable repleta de larguísimas jornadas laborales y tanto papeleo que acababa los días con una insoportable jaqueca, la llegada del viernes fue una bendición para Daisy.

Tanto ella como Michael abandonaron la oficina que compartían en la tienda de las apuestas a las seis de la tarde, una hora después que el resto de los empleados, pero eso era lo que les tocaba como los únicos dos contadores de una compañía que no paraba de crecer.

Usualmente, Theodore, el chef de la mansión Shelby, servía la cena a las ocho de la noche, pero ese día cenaron antes de las siete, tan pronto Thomas bajó al comedor informal, el que utilizaban cuando no tenían invitados. Había tomado un baño y también se había afeitado; vestía un traje nuevo recién planchado y olía a Blenheim Bouquet, su colonia preferida.

—Pasaré a recogerte a las diez en punto —le dijo apenas terminaron de comer—. ¿Estarás lista para ese entonces?

Daisy chequeó la hora en el reloj que colgaba de la pared y asintió. —Sí, eso creo. ¿A dónde vas?

—Tengo algunos asuntos de los que encargarme antes de que partamos a Londres por la mañana. ¿Tuviste tiempo de empacar?

—Las dos maletas están en el vestíbulo de la planta baja.

—Perfecto. Joseph y Francis están en camino a Birmingham ahora mismo; los veremos en un rato.

—¿Vendrán a Londres con nosotros?

—Sí, y Ada también. Creo que ella y el pequeño Karl viajarán en nuestro auto, si te parece bien.

—Por supuesto. ¿Qué hay de Elijah?

—Alguien tiene que permanecer en Liverpool con tu padre —respondió antes de ponerse de pie, inclinándose sobre la silla de su esposa para darle un beso—. Tengo que irme, pero te veré en un rato.

—Adiós.

Dos horas y media: ese fue el tiempo que Daisy tardó en arreglarse. Aún faltaban algunos minutos para las diez, así que se permitió un momento más para observar su reflejo y asegurarse de que todo estaba perfectamente mientras se rociaba algunas gotas de Chanel n.°5, su perfume favorito.

Lucía un vestido de seda color verde que caía unos pocos centímetros por debajo de la rodilla, con la cintura ceñida, escote recto y hombros descubiertos, combinado con unos pendientes de esmeralda del mismo color y el collar de diamantes que Thomas le había obsequiado y ansiaba por volver a usar. Había optado por hacerse un semirrecogido que le permitía tener la mayor parte del cabello suelto, sin ánimos de lidiar con toda la labor que implicaba un recogido completo.

—¿Qué opinas, Sarah? —preguntó, dándose vuelta hacia la mucama.

—Se ve muy bonita, señora Shelby —respondió la joven mientras devolvía a su lugar el montón de vestidos desparramados sobre el sillón.

UNHOLY ✞ Thomas Shelby [Peaky Blinders] Where stories live. Discover now