✞ Capítulo 11.

24.7K 2.3K 662
                                    

Sus tacones repiquetearon contra la lustrosa madera de la escalera al subir sus primeros peldaños, elevándose ligeramente por encima de la multitud

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sus tacones repiquetearon contra la lustrosa madera de la escalera al subir sus primeros peldaños, elevándose ligeramente por encima de la multitud. Una copa de champagne burbujeaba en su mano, su contenido tan dorado como su vestido, su falda destelleando con cada uno de sus gráciles movimientos.

—¿Puedo tener su atención por un momento, por favor? —Sus uñas, rojas e impecables, tintinearon con suavidad contra el frágil cristal del utensilio. La banda cesó su música, y los invitados acallaron enseguida, dirigiendo su atención hacia la anfitriona—. Muchas gracias. En primer lugar, quería agradecerles a todos por venir. Espero que estén divirtiéndose.

Thomas guardó silencio, dando por finalizada la conversación con sus hermanos, y alzó la vista hacia su esposa, de pie a escasos centímetros de distancia. La furia que se había desatado en él durante la disputa que habían tenido hacía apenas un rato aún no desaparecía por completo, las últimas cenizas del enojo que en un momento había sido un llameante fuego amenazando con apagarse conforme más la observaba.

Se veía hermosa, y a juzgar por cómo atraía la mirada de todos los presentes, era seguro suponer que todos estaban de acuerdo. Sus rizos, del color de la miel, enmarcaban sus mejillas ruborizadas, y sus ojos, esmeraldas, brillaban vivaces bajo la luz de los candelabros. Hablaba con tranquilidad y desenvoltura, como si tuviera la mayor seguridad de que nada de lo que dijera podría no ser lo correcto, con una brillante sonrisa carmesí en su rostro de porcelana.

—Faltan solo unos minutos para la medianoche, y me gustaría hacer un brindis. Así que, por favor, saquen sus relojes y alcen sus copas —continuó, con un entusiasmo que Thomas notó demostraba únicamente en público.

Tomó la mano que ella extendió en su dirección, y con un jalón tan discreto que estuvo seguro nadie más había notado, se vio obligado a ocupar el lugar junto a su esposa. Deslizó una mano alrededor de su cintura, pues todos parecían esperar que lo hiciera.

—Brindo por mi maravilloso esposo, mi preciosa familia, y por todos ustedes —dijo, y a Thomas le sorprendió que lo mencionara en lo absoluto—. Espero que el nuevo año traiga consigo nada más que felicidad, amor, e incontables bendiciones no solo para ustedes, sino también para todos sus seres queridos. ¡Salud!

—¡Salud! —exclamó la multitud al unísono.

El agudo sonido del chocar de cristal contra cristal llenó el ambiente mientras los invitados brindaban con sus conocidos. En medio del fugaz momento, Thomas acercó su rostro ligeramente al de la contraria, lo suficiente como para que lo oyera.

—Tenemos que hablar —dijo, con la medianoche pendiendo a un par de minutos.

—No, ahora no —negó ella enseguida, sin dejar de sonreír en caso de que alguien estuviera observándola—. Saca tu reloj, ya son casi las doce.

Los chinchines se desvanecieron rápidamente, barridos lejos por el transcurso de los segundos, y Daisy apartó la mirada de su esposo y la dirigió en dirección a sus invitados, con la copa de champagne a medio beber aún en su mano. Se reclinó ligeramente contra él, lo suficiente como para poder ver el constante mover de sus agujas.

UNHOLY ✞ Thomas Shelby [Peaky Blinders] Where stories live. Discover now