UNHOLY ✞ Thomas Shelby [Peaky Blinders]

✞ Capítulo 19.

—¡Otro trago! —gritó John, sacudiendo la botella de licor vacía en su mano.

Thomas negó, observando la hora en su reloj de bolsillo—. Tengo que irme.

—¿Qué? ¿A dónde? —preguntó Arthur, golpeteando con impaciencia su vaso contra la superficie de la mesa hasta que el tabernero se apresuró hacia ellos.

—Le prometí a Daisy que estaría en casa para la hora de la cena.

—No puedes estar lejos de ella ni un día —se burló John, llenando hasta el tope los tres vasos frente a él.

—Te tienen agarrado de las pelotas, hermano.

—No tienen idea de lo que están hablando —dijo Thomas, utilizando el cenicero para apagar el cigarrillo a medio consumir—. Ustedes ni siquiera conocen a Daisy. Lo que hago, lo hago porque quiero.

Arthur bebió su trago de un sorbo y, con el ceño fruncido, inquirió—. ¿No es esa tu mujer, Tommy?

En ese mismo instante, Daisy atravesó la entrada del Garrison en compañía de Michael e Isaiah, y los tres se acercaron a una de las pocas mesas libres del lado izquierdo del bar. Una sonrisa iluminaba el rostro ruborizado de la joven conforme Michael le ayudaba a quitarse el abrigo y corría una silla para permitirle sentarse.

—No puedo creer que me hayan convencido de venir —dijo, liberando sus rizos dorados de la coleta que los había sujetado durante toda la jornada laboral.

—Yo no puedo creer que lleves casi un mes trabajando en Small Heath y no hayas conocido el Garrison —replicó Isaiah, quitándose la boina y arrojándola sobre la mesa. Las navajas de afeitar cocidas a su interior brillaron bajo la amarillenta luz de los focos, y Daisy sintió la piel erizársele ante el avistamiento.

—Iré por los tragos —se ofreció Michael, rebuscando en el bolsillo de su pantalón hasta dar con la billetera—. ¿Qué quieren beber?

—Cerveza —respondió Isaiah, reclinándose en la incómoda silla de madera.

—¿Y tú, Day?

—Una Coca estaría bien.

—Dos cervezas y una Coca. Ahora vuelvo.

Como era de esperarse la noche de un viernes, el Garrison estaba atiborrado de gente, lo que le impidió a Daisy curiosear propiamente quién más se encontraba allí. El único rostro conocido con el que se topó fue el de Lizzie Stark, que se encontraba demasiado lejos como para acercarse a saludarla, por lo que se limitó a agitar una mano en su dirección, gesto que fue rápidamente correspondido.

—¿Conoces a Lizzie? —Isaiah sonó mucho más sorprendido de lo que Daisy hubiera esperado.

—Fuimos presentadas en la fiesta de Año Nuevo. ¿Tú cómo la conoces?