✞ Capítulo 46.

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Condujeron sin detenerse hasta llegar al número 66 de la calle Grosvenor, en el barrio de Mayfair, en el corazón de la ciudad de Londres

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Condujeron sin detenerse hasta llegar al número 66 de la calle Grosvenor, en el barrio de Mayfair, en el corazón de la ciudad de Londres. Afuera de la casa aguardaban por ellos todos los hombres de la familia Hartford, que se acercaron al auto tan pronto se detuvo junto a la acera, abriendo la puerta del acompañante y ayudando a Daisy a bajar.

Edward fue el primero en abrazarla, tan fuerte que la joven se mordió el labio para no proferir un quejido. —Mi dulce ángel —dijo, con el rostro enterrado entre su cabello—. No sabíamos cuándo llegarías, estábamos aquí esperándote hace horas.

—No hacía falta...

Los otros Hartford decidieron concederle a su padre un momento para sostener a su hija entre sus brazos, pero tras unos minutos en los cuales no parecía dispuesto a soltarle, Francis tomó la mano de su hermana y jaló de ella, obligando a Edward a dejarla ir.

Daisy sonrió con timidez, un poco mareada mientras sus hermanos peleaban por abrazarla. Fuertes brazos la sostenían con firmeza una y otra vez, y podía oír el rápido latir de sus corazones al posar la cabeza contra sus pechos, permitiendo que la llenaran de besos por doquier. Ni siquiera podía distinguir muy bien qué le decían, las voces de todos ellos mezclándose en un inentendible bullicio.

—Es bueno verlos —murmuró, mientras Elijah le frotaba la espalda en un reconfortante gesto. Menos de veinticuatro horas atrás, ni siquiera se atrevía a soñar que volvería a ver a su familia, y ahora estaba allí, en un constante flujo de besos y abrazos.

—Estarán más cómodos adentro —dijo Thomas por lo alto, de pie junto a la puerta abierta de la casa.

Edward le observó; no dijo nada, pero procedieron a entrar de igual manera. Daisy se detuvo en el pasillo, forzando a Joseph, que la sostenía de la mano, a hacer lo mismo.

—¿No vienes, Tom?

—Creo que es mejor que estén a solas un rato. Iré a casa de Ada y haré un par de llamadas a Birmingham para hacerles saber a todos allí que estás a salvo.

—De acuerdo. Vuelve pronto.

—Lo haré.

Los Hartford se encontraban de pie alrededor de la sala de estar.

—Siéntense, por favor —les pidió Daisy, sentándose en el medio del sillón. Joseph y Elijah se apretujaron junto a ella, Charles y Francis se sentaron sobre la mesa ratona ubicada frente al sillón, y Edward tomó una silla y la acercó al resto de sus hijos. Ninguno de los presentes se encontraba a más de un palmo de distancia de ella, como si esa fuera toda la distancia que podían soportar entre ellos.

—No sabes cuán felices estamos de tenerte de vuelta con nosotros —dijo Edward, cogiéndole las manos—. Todos lamentamos mucho lo sucedido, hija, no te imaginas cuánto.

—Lo sé —asintió Daisy, que no lo dudaba por un segundo. Su familia tenía muchos defectos, pero la amaban tanto como era posible amar a otra persona, siempre lo habían hecho.

UNHOLY ✞ Thomas Shelby [Peaky Blinders] Where stories live. Discover now