✞ Capítulo 31.

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La manera en que Thomas caminaba con el brazo alrededor de su cintura, presionando su cuerpo contra el suyo mientras se movían a través de la multitud, le hacía sentir mariposas en el estómago

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La manera en que Thomas caminaba con el brazo alrededor de su cintura, presionando su cuerpo contra el suyo mientras se movían a través de la multitud, le hacía sentir mariposas en el estómago. Había cierto orgullo en ese gesto, en cómo avanzaba con ella a su lado, sosteniéndola muy cerca, como si quisiera que todos supieran que era de él y de nadie más.

Tardaron unos pocos minutos en encontrar la barra en la que Arthur disfrutaba de un trago en compañía de algunos amigos.

—¡Miren nada más quiénes han llegado! —exclamó al verlos acercarse, tan por lo alto que prácticamente estaba gritando para hacerse oír por encima del bullicio.

—No nos lo perderíamos, hermano.

—¿Qué les parece? —les preguntó, y Daisy notó que se veía mucho más feliz de lo que alguna vez recordaba haberlo visto, lo cual no era decir poco; parecía casi eufórico, como si él mismo hubiera consumido la droga para caballos tras la cual había nombrado el club.

—Todo Birmingham está aquí —respondió, sonriéndole—. Felicitaciones.

—Muchas gracias, dulzura. Guárdame un baile para más tarde, ¿sí? Cuando no esté tan sobrio como ahora.

No lucía sobrio en lo absoluto, pero asintió de igual manera. —Lo haré, pero solo si no estás lo suficientemente intoxicado como para pisotearme los pies.

—¿De qué hablas? Soy un excelente bailarín. Díselo, Tommy.

—No voy a mentirle a mi esposa por ti, hermano.

—Traidor —lo acusó Arthur, no sin soltar una corta carcajada—. Bueno, a ver, ¿qué debo decirles? Están permitidos en cualquier lugar del recinto, pero no me hago responsable de lo que puedan ver en los rincones más privados; los tragos los invita la casa, por supuesto, y tengan cuidado con los fotógrafos, que están por doquier, a menos que quieran ser primicia en el periódico del domingo. Diviértanse, y si les hace falta algo un poco más fuerte que el alcohol, pueden pedírselo a los bármanes.

—No creo que sea necesario, pero gracias —le agradeció Daisy, preguntándose qué tipos de sustancias ilegales se ocultarían detrás de las barras.

Thomas se giró hacia ella. —¿Qué quieres beber?

—Un French 75, ya sabes cómo lo prefiero.

—Enseguida —asintió, alzando el dedo índice en un gesto que duró poco más de un segundo, el tiempo que tardó el barman en acercarse a tomarle el pedido—. Un French 75 con bastante champagne y poco gin, apenas una pizca de zumo de limón, sin hielo, en una copa de flauta previamente enfriada, no en un vaso collins. Ah, y un whiskey.

—¿Escocés o irlandés?

—Me da igual.

El joven camarero le sirvió el whiskey enseguida, pero tardó unos minutos en preparar el cóctel, probablemente intentando no olvidar ninguna de las indicaciones dadas.

UNHOLY ✞ Thomas Shelby [Peaky Blinders]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora