Capítulo 21 - AMARTE - Part. 2

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Sus dedos suben por sobre los muslos y su tacto quema, hablar se hace imposible, su boca la calla con esos besos que quitan el aire y mojan, su lengua resbala y es placer lo que Daisy siente, la mano de Ben llega a sus caderas y nota que no lleva nada, se aleja para verla y su mano acaricia la curva de su cintura, sin apartar esa vista llega a uno de sus senos y ambos gimen, Daisy bastante sonrojada es conciente de lo agradable que es y lo duros que empiezan a ponerse sus pezones, busca que la bese y él complace, pero sus dedos acarician y soban y ella se pierde...

Ben se acomoda y baja por ese cuello que comienza a sudar, tiene la necesidad de arrancar ese camisón, se contiene, su boca muerde esos pezones por encima de la tela obteniendo jadeos y su nombre en una voz que desfallece.

Daisy lo siente bajar y el aliento de esa boca pasa por su estómago y vientre, ella acomoda sus manos en los costados de su cuerpo, no sabe qué hacer, él besa sus muslos y piernas, sus pies y luego de hacerlo se pone de pie, ella parpadea observando aquellos hombros y brazos, desde su perspectiva es un Dios, un ángel, Ben desabrocha los pantalones y estos caen dejando expuesto en totalidad aquel cuerpo, ella no puede evitar mirar esa parte grande, gruesa y erecta... Ben sujeta sus piernas y simplemente la jala, es firme pero no la daña, toma ese camisón y lo sube hasta que este queda por sobre su vientre, ella tiembla y el pudor quiere tomarla cuando el contempla sin reparo alguno su sexo, él besa de nuevo sus piernas y muslos y ella cree que va a suceder... ¿Es esto?... Su boca la enloquece y un pequeño grito es lo que da cuando la siente en su centro, esa lengua que comienza a subir y bajar, Daisy gime...
- Ben... - él es delicado, mucho, Daisy no puede creer lo resbaloso de esa lengua, él toma sus caderas y sus labios no dejan de arrebatarle quejas, Daisy lleva sus manos por sobre su cabeza y cuando él llega a su clitoris se pierde con esas succiones que hacen que sólo quiera más, sin quererlo sujeta su cabello con una mano y Ben gruñe buscando llevarla a su primer orgasmo.

Él se aparta para ver, nota que está bastante excitada, lo sabe al ver ese botón que continúa lamiendo y succionando, ambos sudan y él está perdido en su aroma, en su sabor... Daisy siente aquel palpitar en su vientre, aquellos chorros que abandonan su cuerpo y que él bebe, repite su nombre y sus caderas comienzan a moverse, quiere frotarse en esa boca, sentir y él la sujeta. Con la piel bastante roja Daisy se abandona a ese temblor, no quiere lastimarlo, suelta ese cabello y se sujeta a las sábanas, Ben escucha esas quejas altas, la observa mientras se lo hace, nota sus pezones hinchados y ese pequeño grito en el que se abandona...

Daisy siente como sube por su cuerpo que aún tiembla, dejando besos y mordidas, sus manos suben aquel camisón por sobre esos brazos dejandola totalmente desnuda, Ben busca sus pechos y se dedica a ellos con devoción, su lengua no deja de girar y empujar, aquellos labios succionan y ella no puede entender que el placer que él le da sea tan necesario, casi como respirar, sus cuerpos queman, no existe frío, sólo aquel calor que siente en su piel.

Ben se aparta y su boca busca esos labios, acomodando su cuerpo a esa entrada que sigue húmeda,
- si quieres que pare... lo haré... - susurra y Daisy siente esa presión, gime mientras la penetra, empuja besando sus labios, sus senos, se detiene para susurrar palabras que no hacen más que enamorarla, empuja y gime, es muy estrecha y esa sensación resbalosa lo duplica todo.

- Ben... - menciona ella y jadea, sujeta sus hombros y en un movimiento más todo acaba, siente como un pellizco y es todo, él también ha sentido esa apertura y se aleja para verla, ella sonríe, tiene ese rocío en cada parte de su rostro y cuello, en cada parte de su cuerpi, él de la misma manera, observa sus senos,
- no pares... Ben... - suplica ella y sus pies se apoyan en esos glúteos exigiendo, Ben comienza con un movimiento suave de atrás hacia adelante y ella se queja... Sujeta sus hombros y cuello y en verdad cree que lo lastima pues clava sus dedos sin querer, él se detiene para mirarla y besarla, acomoda mejor sus pies y el movimiento de arriba hacia abajo inicia, se controla pero es casi imposible con cada quejido de ella, su humedad lo vuelve loco...

RENACER Where stories live. Discover now