Capítulo 13

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KONGPOB

A las cinco en punto de la mañana del sábado, Kongpob estaba con los brazos cruzados en el marco de la puerta de entrada. Era una mañana nublada. Nubes oscuras y enfurecidas venían del oeste. La tormenta se abriría en cualquier momento.

Y allí estaba Arthit corriendo por el jardín delantero, con una mochila al hombro que tiró en el asiento trasero. Todavía había una maleta junto a la puerta que necesitaba tomar y guardar. Kongpob pensó que era inteligente que dejara su maleta para el final.

—¿Trajiste el portátil? —Bright preguntó desde el otro lado del coche.

Kongpob no tenía ni ¡dea de cuando había llegado, pero estaba encantado de ver que Arthit tenía otra alma que lo ayudara a mantenerse concentrado en el viaje.

—Está en la mochila, —Arthit dijo. —Como todos los cables y cargadores para mis aparatos.

—Buen trabajo. ¿Tienes la ropa?

—Hay una maleta en la puerta que tengo que meter en el maletero. Voy por ella. —Arthit se alejó del coche, pero antes de que pudiera llegar muy lejos, Kongpob gritó.

—Yo la llevaré, quédate ahí.

Arthit sonrió. Era difícil de verlo desde el otro lado del jardín, pero Kongpob no necesitaba verlo cuando lo sintió resonar en su alma. Tomo la maleta de Arthit de donde la había dejado junto a la puerta y la llevó al coche. Arthit abrió el maletero y Kongpob la metió dentro.

—Tu coche parece decente, pero con este tiempo a punto de romper, tienes que tener mucho cuidado mientras estés en carretera, —Kongpob advirtió.

Arthit cerró el maletero. Este se cerró un firme clic en su posición.

—Soy un buen conductor y Bright también. Vamos a estar bien.

—Puede que seamos jóvenes, pero sabemos que no somos invencibles, señor Suthiluck . —Añadió Bright. —La universidad mató nuestro complejo de dioses. Estaremos bien. 'No se requiere supervisión de adultos'.

El labio de Arthit se movió ligeramente como si quisiera decir algo, pero no habló.

Las primeras gotas de lluvia golpearon el hombro de Kongpob. Miró hacia arriba y frunció el ceño.

—Parece que está a punto de llover.

—Sip. Así que tenemos que salir a la carretera. —Bright dio una palmada en la puerta del coche afectuosamente. —¿Arthit, quieres conducir tu primero o lo hago yo?

—Yo me encargo. —Arthit habló con confianza, pero su mirada no se movió de la de Kongpob. —Antes de irme, solo quería decirte que si pasa algo, puedes llamarme. Es posible que no pueda venir inmediatamente, pero al menos puedo ofrecerte apoyo desde el teléfono. Dae se quedará con tu madre, ¿verdad?

—Sí, y estoy seguro de que estará bien. —Kongpob quería dar un apretón en el hombro de Arthit, pero no se atrevía a tocar. En el segundo de que eso pasara, iba a querer más. —Nos mantendremos en contacto para que sepas como va todo, pero quiero que disfrutes de tus vacaciones, ¿de acuerdo?

—Oh, lo hará. —El rostro de Bright era radiante. La lluvia comenzó a caer. —Tenemos todo un circuito planeado. Va a ser un viaje para recordar... así que vamos a ponernos en marcha antes de que nos pongamos como sopas. Arthit, ¿estás listo?

—Listo, —Arthit confirmó, pero su mirada seguía fija. —Gracias por todo, Kongpob. Volveré antes de que te des cuenta.

—Cuídate y diviértete.

Arthit dio unos pasos hacia atrás, luego se giró y corrió hacia el asiento del conductor. La puerta se cerró de golpe. Bright saludó desde donde estaba y se hundió en el asiento del pasajero, el chasquido de la puerta del coche al cerrarse resonando en la madrugada.

Vida de PapáWhere stories live. Discover now