Capítulo 27

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ARTHIT

Con la mano temblorosa, Arthit tocó el timbre exterior del edificio de departamentos de Bright. Sabía que estaba siendo un cobarde, pero no podía enfrentarse a más rechazos. Perder a Kongpob dolía, y el hecho de que Kongpob mintiera para tratar de suavizar el golpe solo empeoraba las cosas.

¿Viviría sin amor por el resto de su vida debido a las decisiones que había tomado en el pasado? ¿Porque había visto una oportunidad de ganar dinero y había saltado por ella? Arthit volvió a tocar el timbre y cerró los ojos con fuerza. Cuando la puerta zumbó, la abrió y voló por las escaleras.

Necesitaba hablar con Bright. Él podría ayudarlo a atravesar esto. Bright se encontró con él a medio camino.

—¿Arthit ? —Bright preguntó. Frunció el ceño. —¿Qué demonios está haciendo tocando el portero automático una y otra vez? Ya iba. Todo lo que tienes que hacer es tener paciencia.

—No, no puedo. Yo... —Arthit se agarró a la barandilla. Se sentía mareado. — Tenía que irme. Tenía que salir. Necesito algún sitio donde quedarme hasta que pueda calmarme.

—Espera, espera. Cálmate. —Bright puso una mano en el hombro de Arthit. Dio un paso por delante de Arthit. —Estás abochornado ahora, pero no pasa nada. ¿Por qué no entramos y hablamos? No es el fin del mundo. Me dirás qué ha pasado y nos reorganizaremos y partiremos de ahí.

Arthit asintió. El mundo daba vueltas. Sabía que se estaba tomando muy en serio la noticia, pero su corazón tenía mente propia y no estaba inclinado a escuchar pensamientos racionales. Amaba a Kongpob.

—Estás blanco como una sábana. Vamos. Vamos a llevarte dentro. — Bright dio un apretón al hombro de Arthit, luego comenzó a subir las escaleras. —¿Quieres cerveza u otra cosa? Tengo té relajante, si quieres. Eso podría ayudar.

—Té suena genial. —Cualquier cosa que le ayudara a lidiar con el casi ataque de pánico que estaba teniendo sería bienvenido. Siguió a Bright por las escaleras. —Lo siento. Lamento mucho estar tan fuera de control. Desde que lo conocí, he estado... es como si un tornado me atravesara y arrancara todas mis emociones...

—Ajá. —Bright llegó al rellano. Metió la llave en la puerta de su departamento y dejó a Arthit entrar. —Suena a primero de mecánica del amor. Lo bueno es que has venido al refugio del tornado. Voy a pedir pizza y hacerte un té, y cuando tengas algo caliente en tu estómago, todo va a parecer mejor.

—Son las nueve de la mañana. —Los labios de Arthit se movieron ligeramente hacia arriba a pesar de sus inestables emociones. —¿Dónde vas a encontrar pizza a las nueve de la mañana?

—Tengo mis fuentes. —Bright meneó una ceja. —Nunca retes a un hombre que no cocina a encontrar opciones de comida a domicilio. Perderás. Tengo una red de conexiones por toda la ciudad, cada una más secreta y retorcida que la anterior.

—Matarme con comida envenenada no va a hacer que el problema desaparezca.

—No. —Bright se frotó la barbilla pensativamente. —Pero podría poner las cosas en perspectiva para ti. Ahora. Tienes que relajarte en el sofá mientras yo me establezco en la cocina y hago algunas llamadas.Trata de no darle vueltas en lo que estás sintiendo, ¿ok? O solo vas a alimentar la tormenta.

Alimentar la tormenta era una mala idea Arthit se dejó caer en el sofá y decidió escuchar cómo Bright hacía sus cosas en la cocina. Lo escuchó hacer una llamada —parecía que lo de la pizza iba a pasar— luego abrió el agua para llenar la tetera. Hubo un tintineo de metal cuando la tetera chocó contra el quemador, luego el sonido de la nevera abriéndose.

Rápidamente, Arthit oyó el silbido de la válvula.

—Pues bien. —Bright apareció en la puerta de la cocina. Se apoyó contra el marco. —La pizza llegará en cuarenta minutos. Estamos hablando de algo de primera categoría. Moví algunos hilos y me cobré algunos favores con uno de mis más selectos contactos para arreglarlo, así que va a ser de calidad.

Vida de PapáOnde as histórias ganham vida. Descobre agora