Capítulo 30

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KONGPOB

Kongpob derramó el lubricante en sus dedos. Su mano libre acarició una de las nalgas de Arthit, luego la echó hacia un lado para exponerlo. Arthit respiró hondo y levantó las caderas, permitiendo que Kongpob hiciera lo que quisiera.

Kongpob planeaba sacar el máximo provecho.

Sus dedos lubricados bordearon la redonda entrada de Arthit . Arthit gimió y enterró la cara entre las almohadas. El corazón de Kongpob dio un vuelco. Siguió rodeándolo, después, una vez que Arthit estuvo listo, empujó el dedo dentro.

La primera vez que se habían dejado caer sobre la cama juntos, Arthit le había rogado que no fuera suave. Después de semanas de haber estado suspirando el uno por el otro, habían caído en la lujuria y habían jugado duro. Ahora Kongpob quería algo más.

Guió sus dedos más profundo, estirando lentamente a Arthit mientras Arthit gemía por él. Su cuerpo estaba tenso, casi dolorosamente. Ellos encajaban perfectamente.

—Tan bueno, —Arthit susurró. Se arqueó hacia arriba, y Kongpob le dio más. Con cuidado, puso más lubricante y preparó el cuerpo de Arthit . Arthit se retorcía y empujaba a favor, el movimiento permitió que los nudillos de Kongpob se hundieran en su agujero. Kongpob dejó escapar un suspiro tembloroso y empujó.

Por un momento, Arthit montó sus dedos. Pequeños y desesperados tirones los unían y los forzaban a separarse. Maravillado, Kongpob observó a Arthit darse placer a sí mismo. El acto era tan erótico que Kongpob estaba paralizado.

El esbelto y tímido hombre que había entrado en su vida estaba tomando lo que quería sin ninguna vergüenza.

Era condenadamente excitante.

—Kongpob. —Arthit habló entre las almohadas, dejando que ahogaran su placer. —Oh, Dios mío, Kongpob ... síii.

—Todavía no estoy dentro de ti. —La voz de Kongpob una dominación que no sabía que poseía. —¿Cómo será cuando te llene? ¿Cuándo te estire y te abra? ¿Rogarás por más?

El gemido de Arthit fue tan fuerte que ni siquiera la almohada ayudó. Se empujó contra los dedos de Kongpob y movió sus caderas con lentos y firmes movimientos que hizo que Kongpob le deseara aún más.

—¿Hasta dónde puedo empujarte? —Preguntó Kongpob. —¿Cuánto más vas a tomar hasta que ya no puedas más?

—Nunca suficiente. —La frase estaba incompleta, pero estaba cargada con una anticipación y necesidad que le dio significado. —Por favor. Por favor.

We Kongpob lo había vuelto salvaje, y ahora tenía que terminar lo que había empezado. Durante un momento más jugó con el culo de Arthit, observando la forma en que Arthit se movía y gemía. Cuando estuvo bien lubricado, Kongpob no pudo esperar más, su hambrienta polla pedía entrar en el templo del placer de Arthit.

Solo un poco más ahora, y luego el será mío.

Kongpob separó las piernas de Arthit y las sujetó, luego se colocó sobre él y empujó las caderas hacia delante. La punta de su polla se frotó contra el perineo de Arthit y luego encontró su estrecho agujero.

Kongpob agarró su eje para estabilizarlo, luego, con lentitud, empujó hasta que el cuerpo de Arthit cedió ante él.

Arthit jadeó de placer.

Centímetro a centímetro, tomándose su tiempo, Kongpob lo invadió. Exploró la estrechez del cuerpo de Arthit, sintiendo cada vez que se tensaba y apretaba. La estrechez era estupenda, y Kongpob quería más de ella. Empujó dentro, buscando más.

Arthit tomó todo lo que Kongpob le daba.

Kongpob aseguró ambas manos en la cama, sujetándose sobre Arthit mientras sus cuerpos se unían. Arthit gemía por él, cada pequeño, delicioso sonido alentaba a Kongpob para llevar su placer más allá, hasta que Kongpob tocó fondo dentro de él. Con las bolas al ras del culo de Arthit y su polla apretada entre las paredes de Arthit, Kongpob se permitió empujar superficialmente unas cuantas veces para su propio placer, luego se retiró lentamente del cuerpo de Arthit solo para empujar dentro de nuevo.

Vida de PapáWhere stories live. Discover now