Capítulo 29

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ARTHIT

Arthit no huyó. No podía. No era porque Kongpob lo hubiera localizado, sino porque su corazón se lo prohibió. No habría más secretos, no más medias verdades y mentiras por omisión. No habría más preocupaciones, no más preguntas de si no era lo suficientemente bueno, o si Kongpob estaba interesado en él por las razones equivocadas.

Todo lo que habría sería amor.

—Siento lo que hice, —murmuró Arthit. Cerró los ojos, saboreando la sensación de la palma de Kongpob contra su mejilla. —Siento haberte hecho pasar por esto, habernos hecho pasar por esto.

—No tienes que pedir perdón. Vienes de un lugar diferente en la vida, y sé que si quiero hacer que esto funcione, tengo que respetarlo. —El pulgar de Kongpob trazó pequeños círculos en la mejilla de Arthit. — Tenemos obstáculos que superar que la mayoría de parejas no tiene, pero estoy listo para encararlos si tú lo estás.

—Lo estoy. —Arthit hizo una pausa. El impacto de la declaración de Kongpob todavía sacudía sus huesos y palpitaba en su corazón. —Te amo, Kongpob. Quiero que luchemos el uno por el otro.

Kongpob se inclinó hacia delante. Arthit sintió el movimiento del sofá y luego el toque suave de los labios de Kongpob en su frente. Entre ellos, Dae se arrullaba y se retorcía.

—Entonces ambos sabemos lo que queremos. —Kongpob dijo las palabras contra la frente de Arthit. —¿Vendrás a casa conmigo, Arthit ? No quiero que este sea el final.

Las lágrimas contra las que Arthit había luchado con tanta valentía brotaron, pero no las derramó. En cambio, movió a Dae para poder sostenerlo con un brazo, luego envolvió el otro ligeramente sobre los hombros de Kongpob. La proximidad derritió el hielo en su corazón, y los gestos que hizo Kongpob prometían que Kongpob no estaba mintiendo.

Un hombre que no lo quisiera no vendría a buscarlo. No haría la declaración que Kongpob hizo.

Lo que Kongpob sentía por él era verdadero, y lo que Arthit sentía por el a su vez ardía más fuerte que nunca.

—Vamos a casa, —susurró Arthit. —Estoy listo. No hay ningún otro lugar en el que prefiera estar se despidieron silenciosamente de Bright, quien le dio una mirada de despedida a Arthit que reclamaba hablar más tarde sobre lo que acababa de suceder. Kongpob abrió el camino escaleras abajo y mantuvo la puerta principal abierta para Arthit e Dae . Fuera, Arthit ató a Dae a su sillita y se aseguró de que el asiento estuviera firmemente encajado en su posición.

Tomó su lugar en el asiento del pasajero y sonrió a Kongpob sentado a su lado.

La pasión ardía entre ellos, caliente, pero bajo control por las responsabilidades de la paternidad. Con Dae en la parte de atrás, arrullando e interactuando con ellos, el único enfoque de Arthit no estaba en Kongpob. Eran un trío y siempre lo serían.

Mientras Kongpob conducía, Arthit miró por encima del respaldo de su asiento para hacer contacto visual con Dae . Dae no tenía mucha capacidad de atención, pero le encantaba que lo observaran y se rio cuando Arthit captó su atención. Era un sonido que Arthit nunca olvidaría.

Media hora después, llegaron a la casa Suthiluck. Arthit se echó al hombro la bolsa de pañales por costumbre mientras Kongpob desenganchaba sillita del coche de donde estaba anclada. Llevó a Dae a la casa mientras Arthit lo seguía. No era el tipo de regreso a casa apremiante que Arthit asociaba con la reconciliación, pero era lo correcto para ellos y su pequeña familia.

—Voy a llevarlo a su cuna. ¿Crees que puedes encontrarte conmigo arriba? —Preguntó Kongpob.

—Por supuesto. —Arthit no lo haría de otra manera. Siguió a Kongpob arriba y se separó de él en el rellano. Mientras Kongpob entraba en el cuarto infantil para dejar a Dae , Arthit entró en el dormitorio de Kongpob y se sentó a un lado de la cama. Se quitó los zapatos uno por uno, luego los calcetines y aireó los dedos de los pies. Tenía los brazos cruzados y las manos en la parte inferior de la camiseta, listo para quitársela y ponerse otra cosa, cuando Kongpob entró en la habitación.

Vida de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora