Lily, tenemos que hablar...

151 20 10
                                    


De qué sirve
tener tantos pájaros en la cabeza
si ninguno sabe volar

"Amores cronofóbicos" Lena Carrilero

Liam

Encuentro a mi madre sentada muy recta en una pequeña silla en mitad de la cafetería donde me citó. Parece bastante concentrada moviendo su café, gira la cucharilla con gracia sin apartar la vista del líquido oscuro que humea delatando su temperatura.

—Hola —saludo antes de dejar un beso en su mejilla.

Como siempre, huele muy bien.

Descubro al sentarme que las sillas son todavía más pequeñas de lo que se ven, también incómodas. Desabrocho mi saco y me acomodo lo mejor que puedo. Mi madre me observa largo rato, sacando la cucharilla del café y dejándola a un lado, siempre con gracia. Eso es algo que Lily y ella comparten: la elegancia, pero solo eso. No bajo los ojos, no tengo por qué, y a menudo pienso que eso es algo que le gustaría, encontrar culpabilidad en mí, saber si soy capaz de sentirla. Supongo que sí, que algunas veces no me siento bien del todo, no sé si esa debilidad es lo que otros reconocen como culpa, pero... de ser así, por qué aferrarse a ella. Yo no soy culpable de nada, yo también fui engañado. Creí ver a Camila con otro hombre, la mujer era muy parecida a ella; la víctima aquí soy yo. Tuve un hijo del cual no supe nada durante tres años; eso tampoco es culpa mía. Y si Camila sufrió en las calles, si casi fue abusada por eso, yo no tuve nada que ver. Pudo llamar a sus padres, perdir ayuda en la embajada, acudir a alguna asociación. ¡Qué sé yo! ¿Cómo iba yo a imaginar que no regresaría a México? Puede ser que sea responsable por no decirle toda la verdad sobre Lily y Max, pero iba a hacerlo, si mi familia no hubiera llegado de forma tan inesperada yo lo hubiera hecho.

—¿Qué piensas? —pregunta mi madre.

—Tengo un caso difícil, busco un tecnicismo que salve a mi cliente de la prisión.

No es ninguna mentira, aunque tampoco la verdad. Es lo que es: una explicación.

—¿Has hablado con la madre de tu hijo, con Camila?

Escuchar su nombre hace mi corazón tropezar, se retrasa en el siguiente latido, me provoca malestar; y la odio por eso.

—No, pero tengo entendido que ustedes sí. ¿Le diste a Axl lo que te pedí?

No responde de inmediato, vuelve a evaluarme mientras bebe de su café. Yo también me pido uno.

—Lo hice.

Hace una pausa. Sus uñas perfectamente cuidadas golpean el borde de la taza.

»Te extraña. Al vernos pensó que tú también estarías ahí.

—Eso me habría gustado.

—No, no es así. O sí, después de todo tú no dices mentiras, ¿cierto?, pero sí manipulas la verdad. Te habría gustado estar allí, mas no con nosotros. Te veo y me pregunto: si no hubiéramos decidido ir a Los Hamptons esa tarde, ¿nos lo habrías dicho?

No tengo una respuesta para eso, sin embargo ofrezco una:

—Dudo que haya manera de ocultar un hijo.

Una vez más esa mirada analítica suya cae sobre mí.

—Sí, supongo que no la hay, sobre todo si es tan obvio. —Hace a un lado la taza, el movimiento provoca olas oscuras dentro de ella—. Liam..., ¿qué quieres hacer? ¿Qué esperas de todo esto?

¿Es que debo esperar algo? ¿Algo bueno puede salir de todo este lío en el que estamos metidos?

—Quiero ver a mi hijo, pasar tiempo con él. 

Nunca digas que no te supe amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora