Sin quitar el dedo del renglón

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Lex

Por segunda vez en el día un par de ojos azules se clavan en mí, éstos mucho más endurecidos, fulgurando con odio puro. Marsden me mira fijamente todavía de pie en el corredor, en su frente una vena resalta y otra más es perfectamente visible en su cuello. Por alguna razón eso me hace sonreír. 

Mira a Camila de pies a cabeza, luego a Axl dormido en la alfombra y de nuevo a mí. Hace esto por lo menos tres veces. Sus venas hinchándose más y más con cada repaso.

—¿Qué hace él aquí? Y ¿por qué estás vestida así?

Enarco una ceja. Su tono no ha sido amable.

—Ninguna de esas cosas son de tu incumbencia. ¿Vas a entrar o prefieres que te traiga a Axl hasta aquí?

Me da una última mirada asesina.

—Hablemos. —Cruza la puerta, encaminándose al pasillo que conduce a las habitaciones y el baño.

Catrina, de pie todavía sosteniendo la puerta, lo mira con el ceño fruncido. Ha perdido el nerviosismo y la ansiedad, solo queda frustración en su rostro.

»En privado —recalca a modo de orden, como si no hubiera ya quedado claro.

Un ligero temblor en su párpado me dice que ella no está del todo de acuerdo; no obstante, le sigue por el pasillo. Algo absurdo, pues en cuanto cierran la puerta igualmente consigo enterarme de la conversación por sus gritos.

—¿Qué carajos hace él aquí? No lo quiero cerca de mi hijo, dile que se largue.

—No me des ordenes.

—¿En serio, Camila?

—Este es mi departamento...

—¡Es un puto drogadicto!

—¡Y tú un idiota!, pero aquí estamos.

—¿Vas a compararme con él?

De pronto me sorprendo unos cuantos pasos más cerca, alerta por si ella me necesita.

—Jamás haría algo semejante. Hay valor y mérito en dejar atrás una adicción, pero hasta donde sé, no hay redención en la mentira.

—Yo no te mentí.

—Sólo no me contaste toda la verdad.

—Y ¿por eso él está aquí? ¿Me estás castigando? ¡Bravo! Tú sí los sabes elegir. ¿Cuánto tiempo pasará para que se droguen juntos?

Me acerco dos pasos más, tentado a entrar y estrellar mi puño contra su cara.

—No lo sé. El mismo que te tomó a ti sacarme de las sombras, o tal vez el que necesitaste para hablarle de Axl a tu esposa y padres. Espera. No lo hiciste. De hecho, todavía me pregunto cómo vas a explicar la existencia de Axl a tus amigos. ¿Tienes amigos? ¿De dónde salió, Liam, de un vientre de alquiler o de una mujer sencilla a la que le dijiste que era el amor de tu vida?

—Yo nunca doy explicaciones.

—Es más conveniente así, ¿no?

—No lo quiero cerca de mi hijo —repite, ignorando sus cuestionamientos—. Considerate advertida.

—¿Me estás amenazando?

—Te estoy advirtiendo. No permitiré que mi hijo se relacione con él.

—¿Ahora te preocupa Axl? No pareció importarte antes, cuando le ocultaste a todo el mundo su existencia. Y no vuelvas a insinuar que quieres apartarlo de mí, porque entonces tomaré a mi hijo y desapareceré de tu vida. Lo digo en serio, Liam, por Axl soy capaz de cualquier cosa.

Nunca digas que no te supe amarWhere stories live. Discover now