La peor semana de todas

160 12 3
                                    

La mejor manera de liberarse de una tentación,
es caer en ella.

Oscar Wilde

Camila

La mujer que me devuelve la mirada en el espejo está ojerosa y tiene los ojos hinchados, manchas rojas circulares salpican su cara aquí y allá. Es evidente que he llorado, pero también se hace notable que me siento tranquila. No estoy segura de haber conseguido un cierre o sólo un sedante para el dolor en mi corazón, yo únicamente sé que hoy me puedo mirar al espejo y no sentir vergüenza por la mujer que fui y la que soy ahora mismo.

No fui yo quien se equivocó.

El orgullo es un mal consejero, y hoy he descubierto que también un mentiroso. Alguna vez yo supliqué, de rodillas pedí ser escuchada, y una segunda vez llorando imploré que ya no más. Dos veces he visto a Liam de rodillas, dos veces he visto sus ojos enrojecer por las lágrimas, ninguna de ellas me hizo sentir mejor. Traté de odiarlo, merece todo mi rechazo y si es verdad que está sufriendo, merece eso también. Pero no quiero. Lo que necesito no es venganza, sino paz. Quiero estar bien conmigo misma, aceptar lo que hice y lo que recibí a cambio, aprender de ello y seguir avanzando. No será fácil, pero nada que valga la pena lo es, y yo, absolutamente valgo la pena.

El sonido del timbre interrumpe mi charla motivacional, y una mirada al reloj me dice que estoy retrasada. Espero que sea Hannah, pero quien atraviesa mi puerta cinco minutos después son Eva y Axl. Me irrita la terca costumbre que tiene mi amiga de nunca utilizar sus llaves, no obstante, me descubro sonriendo al encontrarme con los ojos traviesos de mi hijo que sostiene su mano. Por primera vez en semanas no siento tristeza por el profundo azul que comparte con su padre, por primera vez en meses me siento ligera.

Hola, cielo. ¿Te divertiste con la tía Eva?

Su sonrisa lo dice todo, no necesito una respuesta, pero igualmente obtengo una:

—Comimos helado. ¡De chocolate!

—¡Shh! —lo reprende la rubia, dándole una mirada estricta—. Dijimos que era un secreto entre los dos. No volveré a confiar en ti para portarnos mal.

Axl le muestra todos sus dientes, esperando con eso ablandar su corazón; y no sé qué tan fuerte sea la determinación de Eva, pero conmigo funciona, así que le muestro los míos también. Entonces el timbre vuelve a sonar y dudo que Hannah se vea así de sonriente en un rato más.

—Algunas veces creo que me odias —le digo a la rubia mientras me visto en mi habitación.

—A veces lo creo yo también.

No detecto ningún tipo de sarcasmo en su voz, y sé que tampoco es una broma, ella a veces no me soporta, pero eso no importa porque cada vez que la he necesitado ella ha estado para mí. Es por eso que me hace tan feliz verla mejor, con un semblante menos sombrío, con el cabello limpio y ropa de su talla. Incluso hoy ha vuelto a ponerse un poco de maquillaje. Uno a uno va uniendo sus pedazos, pareciéndose cada vez más a la mujer elocuente que es; y lo ha conseguido con mucha más gracia de la que yo podría. Ella es fabulosa y ha perdido mucho, y yo soy afortunada por tenerla en mi vida.

Puedo sentir su cuerpo tenso debajo de mi abrazo.

—Y tienes derecho a odiarme todo lo que quieras, pero nada justifica que llenes a mi hijo de azúcar. ¿Acaso no ves que necesito dormir?

Su mirada es cautelosa al separarse, sus cejas muestran abiertamente su confusión.

—¿Eso qué fue?

Nunca digas que no te supe amarWhere stories live. Discover now