¿Puedes no burlarte de mí?

29. Apuesta

Los dos estaban tumbados en la cama, Winston callado, Hunter a su lado estaba un poco indeciso de abrazarlo. Hoy Winston había contado cosas de su pasado que nunca nadie más sabría, y eso hacía que Hunter quisiera estar más cerca de él. Pero dos hombres grandes acurrucados en la cama, ¡era demasiado pretencioso!

—¿Qué tienes en mente? —La voz de Winston sonó, como un vaso de agua en una noche tranquila, y Hunter se sintió de repente seco y ronco.

—Nada. ......

Hunter estaba a punto de darse la vuelta cuando Winston se puso de repente de lado y lo abrazó.

—Duerme.

Hunter se revolvió y estaba a punto de moverse cuando los brazos de Winston lo rodearon con más fuerza.

Accidentalmente, Hunter chocó con la punta de la nariz de Winston.

—Ay ......

Estaba a punto de levantar la cabeza ligeramente cuando sintió que sus labios rozaban algo cálido y suave.

Su corazón se apretó con fuerza, toda la sangre se hundió con extrema rapidez y todo el cuerpo de Hunter se puso rígido.

Se acabó ...... se acabó......

Una cosa es fumar un cigarrillo juntos y usar un tenedor, pero otra es besarse.

Las lágrimas fluían en el corazón de Hunter, y Winston sólo temía tener que romperle el cuello.

Esperó casi medio minuto, pero la persona que lo sujetaba no se movió.

Abrió ligeramente los ojos y, por primera vez, estuvo tan cerca de Winston que volvió a rozar accidentalmente la punta de su nariz.

—¿Por qué no estás dormido?

La voz de Winston era suave, su suave aliento recorría los labios de Hunter, tan cerca que éste temía que pudiera rozarlos de nuevo accidentalmente.

—Yo ...... estoy a punto de dormir .......

¡Ni siquiera puedo dormir contigo estando cara a cara así!

Después de contenerse durante casi tres minutos, Hunter finalmente decidió levantar suavemente la mano de Winston y darle la espalda al otro hombre.

Ah ...... el aire es tan fresco, y lo más importante, no tienes que preocuparte de rozar algo que no deberías.

El abrazo detrás de él encajaba, la espalda de Hunter contra el pecho de Winston, el sonido de la respiración del otro hombre inexplicablemente era tranquilizador para Hunter.

Fue una buena noche de sueño para Hunter.

En algún momento, sintió un movimiento a su lado y su ceño se frunció al abrir los ojos para darse cuenta de que estaba amaneciendo.

Alcanzando su mesilla de noche, Hunter acercó a tientas su teléfono móvil y vio que eran casi las siete y media, por lo que supuso que en unos diez minutos más se despertaría para su entrenamiento de aclimatación.

En cuanto giró la cara de lado, Hunter vio que Winston levantaba las mantas y se preparaba para levantarse. Llevaba el pelo un poco despeinado, con un aspecto perezoso y desenfadado, y sostenía su teléfono en una mano mientras con la otra se lo alisaba sobre la cabeza, dejando al descubierto la frente.

La luz de la mañana que entraba por la ventana de la bahía caía justo sobre la punta de la nariz de Winston, cuyos ojos caían como espadas afiladas que reposaban tranquilamente en sus vainas, con un aspecto tan puro como sexy.