60. Te engatusaré

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Hunter exhaló, alcanzando los dedos de Winston, tocándolos suavemente al principio, para luego agarrarlos sin miramientos y dirigirse al hotel.

Se sentía como llevar a Winston a casa, y de repente se sentía como un logro.

Tampoco quería ducharse, se sentía como si hubiera estado soñando durante las últimas veinticuatro dramáticas horas.

Levantó las sábanas y se tumbó en un lado de la cama, dejando una amplia zona para Winston.

Al oír a Winston desvestirse, los nervios de Hunter se tensaron, no por miedo, sino por una mayor sensibilidad a todo lo que hacía el otro hombre.

Cuando Winston se acostó, el olor de él se extendió bajo las sábanas. Un refrescante gel de ducha y loción para hombres, ligero y sofisticado.

Winston se volvió hacia su lado y acercó la mano a Hunter, pero éste se tensó.

Recordando la fuerza abrumadora del otro hombre que lo había inmovilizado, Hunter lo esquivó. La mano de Winston se detuvo allí y se dio la vuelta, de espaldas a Hunter.

Esto decepcionó a Hunter.

No era la primera vez que se acostaban juntos, en Austria, en el balneario de Japón, en Dubai, y sólo esta vez Hunter se había sentido distante.

Hunter se inclinó lentamente y rodeó a Winston con sus brazos desde atrás, y en el momento en que los rodeó fue evidente que los hombros de Winston estaban tensos.

Levantó la mano y la colocó con cuidado sobre la de Hunter, temiendo que si empujaba un poco más fuerte, éste empezara a forcejear de nuevo.

Hunter se sintió de repente culpable.

En lugar de la culpa, quería apreciar mejor así a Winston. Siempre le pareció sensato y fuerte, que sabía exactamente lo que pretendía y sabía lo que tenía que hacer. Y era la persona que se había esforzado tanto por conseguir.

El que estaba confundido era él mismo.

La frente de Hunter se apoyó suavemente en la espalda de Winston.

—Hunter, ¿todavía te gusto? —preguntó Winston.

—Me gustas.

Me gustas mucho, mucho.

A pesar de estar asustado, no podía dejar de sentirse atraído por este hombre en su interior.

—Entonces no me evites.

—Entonces ...... entonces no llenes tu cabeza con pensamientos de..... a mí...

Las orejas de Hunter volvieron a ponerse rojas.

¡Ser follado ...... y por alguien de su mismo sexo o algo así estaba trastornando toda su visión de la vida!

—Es instintivo, es imposible que no quiera hacerlo. Pero no puedo forzarte, siempre que no me evites.

Por supuesto, Hunter sabía que si Winston decía algo, lo haría, y eso hizo que Hunter se sintiera de repente más seguro.

—Bien.

Cuando Hunter terminó, Winston se volvió y lo miró.

La pareja que había estado tan callada en la oscuridad que Hunter se había sentido incapaz de leer, parecía por fin comprenderla en ese momento.

Hunter se apretó hacia delante y Winston levantó los brazos para rodearlo, apoyando la barbilla en la parte superior de su cabeza con un suave suspiro.

—¿Por qué el suspiro? —preguntó Hunter mientras escuchaba los latidos del otro hombre.

—Porque cuando te escapaste, estaba pensando en ...... cómo iba a recuperarte.

¿Puedes no burlarte de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora