¿Puedes no burlarte de mí?

69. Te enseñaré a dominarme (2/2)

El día siguiente comenzó con una sesión de entrenamientos libres en el circuito de Marina Bay.

La temperatura actual en la ciudad era de unos treinta grados, mientras que la de la pista era de unos treinta y tres. El equipo dirigido por Shen Chuan ajustó una serie de características del coche para tener en cuenta los efectos de la temperatura del suelo de la pista y la densidad del aire. El hecho de que los coches llevaran más combustible para esta etapa de la carrera aumentó la carga de los neumáticos, lo que también significaba que Hunter tenía que hacer al menos dos paradas en boxes, y si había circunstancias excepcionales, no se podían descartar cuatro paradas.

—Esta pista tiene casi una cuarta parte de las cifras de retiro cada año y es extremadamente desafiante —El oficial técnico le recordó a Hunter: —Sé que estás un poco loco ...... pero esta vez, sé disciplinado. Nuestra mayor expectativa no es que pueda volver a adelantar a un piloto del nivel de Charles, sino terminar la carrera con seguridad y mantener su actual posición en los puntos.

—Bien, lo entiendo. —Hunter asintió.

El técnico se sorprendió un poco; si hubiera sido en las primeras carreras, Hunter habría tenido un ceño fruncido resignado entre las cejas, sintiendo que el equipo no confiaba lo suficiente en él o algo así.

Pero esta vez, vio en los ojos de Hunter una racionalidad y una madurez establecidas.

—Parece que pasar tiempo con Winston cada día tiene sus beneficios— El oficial técnico dijo con una sonrisa.

—¿Eh? ¿Qué beneficios?

—"Cada vez te pareces más a él cuando estás callado y pensando.

—No le digas eso a la cara a Marcus. Su corazón sensible pensará que voy a unirme a Ferrari de nuevo —Hunter susurró al oficial técnico, bloqueando su boca.

El oficial técnico se quedó helado durante un par de segundos y enseguida se echó a reír.

Al final de la tercera sesión de entrenamientos, Hunter ya estaba familiarizado con la pista.

Cuando la sesión de clasificación estaba a punto de comenzar, Hunter buscó un lugar para fumar, como de costumbre.

Pero esta vez había olvidado su encendedor.

Con un suspiro, sacó su teléfono y estaba a punto de enviarle un mensaje a Winston para preguntarle dónde estaba cuando ya estaba sentado a su lado, a punto de encenderle el cigarrillo.

Lo que antes parecía un acuerdo tácito, Hunter se daba cuenta ahora de que era el cariño de Winston hacia él.

Hunter levantó su cigarrillo y dio una suave calada: —Creo que ésta será la última vez que fume contigo antes de una carrera.

—No estás fumando mucho, ¿estás intentando dejarlo? —preguntó Winston con ligereza.

Hunter giró la cara de lado y exhaló un anillo de humo hacia el otro hombre, pero Winston ni siquiera se inmutó.

—¿Cómo te sientes acerca de besar? —Preguntó Hunter.

—¿Intentas consolarme? ¿Porque crees que estoy molesto por lo de Merlín? —dijo Winston.

—No. —Hunter negó con la cabeza—. El tiempo que paso contigo es como un cigarrillo, se hace cada vez más corto mientras se quema. En ese caso, ¿qué tal si pasamos el tiempo útil besándonos? —Winston tomó el cigarrillo de Hunter y le dio una calada.

—¿Estás seguro?

—¿Qué pasa?

—Pensé que preferirías verme fumar —Winston respondió en voz baja.