La justicia es...¿omega? (RIDDLEBAT)

Capítulo 1.

.

— No puede ser...

Bruce suspiró pesadamente y por el tipo de impresión terminó sentándose sobre la orilla de la tina de aquel amplio cuarto de baño. Tenía un objeto alargado entre sus manos, uno que no podía dejar de ver, ya que la noticia que le revelaba este era aterradora para sí, pero a pesar de todo, inevitable. Raro sería que aquello no hubiera pasado. 

Bruce se encontraba en cinta y lo que había visto, era una prueba de embarazo, esta marcaba positivo totalmente. Obviamente no sabía que hacer, pues en su apretada agenda y ocupada doble vida no había cabida para la maternidad y ninguna de esas cosas.

— ¿Señor?

El mayordomo preguntó preocupado por Bruce, este ya llevaba bastante tiempo en el cuarto de baño, entre un silencio que a Alfred le pareció totalmente extraño pues aunque sabía que su joven amo era callado esa calma se sentía diferente, angustiante.

— ¿Se encuentra bien? — Volvió a preguntar. 

— Si. — Respondió el joven hombre secamente, sin ningún tono especifico entre sus palabras. — Déjame solo. — Soledad, eso era lo que él quería. Entre una dualidad donde deseaba saber qué hacer, pensar entre él mismo y sus pensamientos. Al mismo tiempo, deseaba que alguien le brindara una respuesta, desde lo más profundo de su ser, en un sitio donde todavía creía que la bondad existía en ciudad gótica, deseaba, que alguien le ayudara en ese momento.

 
Alfred no indagaba mucho en ocasiones como esa. Con que hubiera existido una respuesta por parte de Bruce se sentía un poco tranquilo, decidió retirarse. Él no sabía en absoluto lo que había ocurrido a su joven señor días atrás pero vagamente había notado peculiares comportamientos, que junto con aquella naturaleza que poseía y de la que no se debía hablar, le daba una idea inquietante pero aún vaga del asunto.

Aquel preño era un misterio pero aún más, el padre de aquel ser que ahora crecía en el vientre omega de Bruce.

                                                                                                        ?

En una de las ocasiones que aquel caballero de la noche salía a hacer sus labores nocturnas de justicia en gótica, no habían ocurrido muchos incidentes. Cuando batman patrullaba la zona, mantenía a los maleantes a raya. Por el momento el joker estaba cumpliendo una larga condena en prisión por lo cual no habían problemas con él, al menos por el momento, un hecho por el cual se sintió aliviado. Sin embargo, el crimen nunca descansaba así que se mantenía con los ojos atentos y los sentidos al limite. Cualquier descuido significaba la muerte, o incluso peor. Con una mirada fría y calmada admiraba las calles de aquella, imponente, bizarra y oscura ciudad. Desde hace tiempo había una tensión que lo había mantenido un poco más despierto de lo usual. Era un sentimiento extraño, arrasadoramente incomodo, pues a él le provocaba estremecerse de la cabeza a los pies, sin razón aparente, un pinchazo a su ser. No solo le ocurría mientras estaba en las calles, si no que era más general y permanente, ocurriéndole todo el tiempo, cuando menos se daba cuenta. Como un sentimiento que no se iba, estaba sobre suyo atosigándolo día y noche. Una luz se reflejó en el suelo donde aquel caballero solitario estaba de pie. Él como un gato curioso miró, después retrocedió haciendo uso de sus reflejos y experiencia con todo tipo de villanos. De un salto llegó a otro lado del sitio, el borde de la esquina en aquel edificio. Donde se había llegado había una extraña señal, una tarjeta con un signo de interrogación. No se molestó en recogerla, al contrario, se alarmó al ver la tarjeta e intensificó aún más los sentidos, pues de nuevo sintió un pinchazo en la espina dorsal. Un símbolo así solo le hacía sentirse inquieto, pues el hombre detrás de eso era uno de los más problemáticos villanos, con un desequilibrio mental que lo era hacer todo un impredecible e inestable hombre. Fascinantemente aterrador. Era un deber atraparlo, sin embargo no era tan fácil como se pensaba. Contener a una calamidad así era bastante complicada.