Capítulo 10.

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Oh dios...es tan callado aquí. — Edward habló entre el silencio. Ambos seguían en el auto, juntos y acompañándose cómodos y tibios mientras comían las rosquillas.

Me gusta. — Bruce habló con toda sinceridad. El momento le parecía perfecto tal y como estaba.

Hoy, te ves increíble. — Volvió a comentar. Entre las luces de las lámparas de afuera y el reflejo todo Bruce se veía a los ojos de Edward como la persona más primorosa de Gotham, dándole razón a su título de príncipe y del hombre más atractivo de la ciudad.

¿Qué tanto, señor Nashton?

Mucho señor Wayne. Me ha dejado impactado su atuendo de hoy. — Tomó la corbata de Bruce, jugó un poco haciéndole giros. — Se ve, muy atractivo.

¿Me veo...atractivo? — Edward asintió. Ante esos cumplidos Bruce quiso hacer lo mismo. La intención estaba pero no sabía cómo y qué decirle a su contrario sin que se escuchara extraño o poco coherente. — También, me gusta tu atuendo. — De hecho era la ropa de siempre, los pantalones que eran tan simples que aunque se los cambiara todos los días seguirían viéndose igual, la camisa típica y formal del empleado promedio y la gabardina que ahora abrigaba a Bruce.

Gracias. — Sonrió levemente. No recibía halagos a menudo.

¿Qué es lo que tienes en los bolsillos? — preguntó Bruce un poco curioso al sentir peso en la gabardina. En los bolsillos interiores tenía un cuchillo, una pequeña libreta, una pluma y el cartucho de un arma. — ¿Edward?

En mis pantalones está mi billetera, — Sacó el objeto mencionado. — y si no mal recuerdo, un paquete de mentas, otro de dulces. — Intentó hacer menor la importancia de las otras cosas encontradas. Le ofreció unos cuantos dulces a Bruce.

¿Qué planeas? — Miró los sospechosos objetos.

Podría pasar algo y solo pienso que deberíamos estar preparados. Hoy, no quería que nada saliera mal.

No tienes un arma. — Edward escondió los labios, desviando la mirada lento, preparándose para dar una explicación.

Está, en la cajuela del auto.

¿Con que propósito?

Protegerlos en caso de que una horda de delincuentes apareciera. Podría, volarles la cabeza.

Yo no quito la vida de nadie. No es lo que, — quiso compartir su filosofía y manera de trabajar, pero Riddler era un caso diferente, un villano que tenía pleno conocimiento sobre cómo asesinar personas. Ya había matado y, convencerle de lo contrario sería todo un trabajo.

No es lo que Batman hace pero yo sí. — Sonrió satisfecho de sus palabras. — El mal se acaba de raíz. Así la justicia y paz pueden prevalecer. Pero eso no es lo que quieres oír, ¿Cierto? — Acarició la mejilla de Bruce.

No me gusta que lo hagas.

No lo haré, si no pasa nada. Si no molestan a mi querido Bruce y a mi bebé, nada pasará. — El villano rio un poco de sus propias palabras. — ¿Se habrá escuchado como un padre protegiendo a su cachorro? un cachorro de...murciélago, el hijo del demonio.

El demonio y yo. — Refiriéndose a Edward en la primera parte.

Será todo un diablillo nuestro hijo. Seguramente, será igual de obstinado que tú, terco, obsesivo, organizado, con esa mente tan activa que nos hará muchas preguntas.

La justicia es...¿omega? (RIDDLEBAT)Where stories live. Discover now