Capítulo 16.

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Amaba, no podía evitarlo. Bruce se había dado cuenta que estaba enamorado, pero era demasiado tarde para decirlo.

Lloraba mientras Alfred le abrazaba, buscaba el calor de aquel hombre que había sido como su padre, el consuelo de un adulto y el consejo de un sabio. ¿Qué podía hacer, cuando se sentía tan derrotado?, cuando su cuerpo no le daba más que desdichas, razones para hundirse en el sufrimiento. ¿Qué vida le depararía? la soledad de nuevo, con un hijo que le destinaba nada más que la desdicha, cargando con los pecados de uno de los progenitores. Bruce se culpaba, no dejaba de hacerlo día tras día, noche tras noche. Su corazón se rompería un dia de esos y el frío y triste señor de la casa se preparaba para ello, esperando el fin con honor mientras las lágrimas no dejaban de brotarle.



Lo amo. — Bruce descansaba de nuevo junto a Alfred, ambos a la oscura mesa en el gran salón. Amaba al alfa que no debía amar, pero qué más daba, se consideraba loco. Sonrió, se cubrió el rostro e intentó detener las lágrimas que le humedecían las mejillas. Lo amaba tanto que no quería estar sin él, no imaginaba una vida entera donde Edward no estuviera. — Lo extraño Alfred, lo extraño.

Lo sé, amo Bruce. — Pero poco podía hacer Alfred con esos problemas del corazón, sobre todo los de "esos" corazones. — Trate de calmarse, sabe que la tristeza no es buena para usted en este momento. — Donde el embarazo estaba tan avanzado que resultaba preocupante, el hombre se encontraba en su tercer trimestre, en un punto donde era solo cuestión de tiempo para que las cosas pasaran.

No sé, cómo arreglar las cosas. — En una vida donde no tenía experiencia con esos temas, hasta ese momento no le había molestado los problemas del corazón. Lo sentía, el enorme pesar dentro suyo, pero no sabía cómo arreglarlo, lo que le causaba sentirse triste, con múltiples momentos y razones para volver a retomar el llanto. Se había hecho daño, había hecho daño a Edward, el hombre más dulce con el que jamás estuvo, ahora su presencia la sentía tan lejana como las hojas de un árbol, que caen por la brisa del viento y van a parar lejos. ¿Cómo podría retomar el amor, el cariño de un hombre al que le había hecho  daño? no sabía cómo sentirse al respecto o cómo actuar. ¿Era que estaba siendo influenciado por sí mismo? a pesar de las posibles respuestas Bruce solo podía pensar en Edward, en el deseo de volver junto a él y volverse una familia, con ese instinto que afloraba, de tener aquello que les habían faltado. Ya no le daba miedo pero, la familia no la sentía completa si no se encontraba ese hombre en ella y nadie más podría suplirlo, era solo ese hombre y nada más.


Si abre su corazón, él entenderá sus sentimientos. Edward necesita sentirse seguro, como usted respecto a él. Entender lo que piensa cada uno, es lo que necesitan.

Lo he dicho,

¿Todo? — Le cuestionó el mayordomo seriamente, Bruce se detuvo. — Un entendimiento como el que se requiere exige hablar sobre todo, abrir sus pensamientos al señor Edward. No se trata sólo de sensaciones físicas sino sentirse bien en todo sentido. Usted y el señor Edward solo, necesitan charlar. — Una charla donde ambos no se lastimaran de por medio y para variar.

Me esforzaré. — Bebió un poco de la infusión que el mayordomo le había traído, en verdad le ayudó a relajarse un poco y sentir el estómago tibio.

Decir la verdad a veces dolía, pero, aquel hecho de tener la magia de conectar de esa manera lo hacía en realidad querer decir todo y aclarar cada cosa. La libertad era necesaria para ambos.

La justicia es...¿omega? (RIDDLEBAT)Where stories live. Discover now