Capítulo 14.

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La justicia invencible, fuerte y arrolladora se había ido. Los conjuntos de reacciones químicas no dejaban de actuar en el cuerpo de Bruce, por tanto a veces estaba tan animado para luchar hasta el cansancio durante la pelea en la corte, buscando información y pizcas de luz para alumbrar el desolado camino hacia la libertad de Edward. Lo que sea, necesitaban algo que hiciera que el villano pudiera volver a casa, algo contundente para llegar a un acuerdo, pero ¿Qué cosa sería eso? No lo sabía a ciencia cierta, nada podía hacer que Edward volviera. Un día la justicia se esforzaba mucho, pero al otro estaba postrado en cama entre su profunda tristeza, sin desear nada, a nadie, solo la presencia del villano. Nada en esos momentos de desanimo le podía ayudar así que prefería permanecer en su habitación, con las luces apagadas, entre la "seguridad" de las mantas y la calma del silencio, sin nada más que sus pensamientos. Él sabía perfectamente que afuera de la habitación había personas que se preocupaban por su bienestar pero no le importaba, quería ser egoísta, el hombre más malo que hubiera pisado la tierra.



Bruce...¿No saldrá hoy? — Dick preguntó a Alfred esa mañana, degustaban el desayuno.

Hoy también se siente indispuesto. — Respondió el mayordomo después de un sorbo de café, entre desayunar y hacerle compañía a Dick investigaba para el caso de Edward. Bien, no era devoto exactamente del villano pero era importante para la vida de Bruce así que no podía quedarse de brazos cruzados.

Mm...— El chico suspiró en lastima por ello.

— No te desanimes. — La amable ama de llaves llegó a acariciarle la cabeza al pequeño. — Bruce estará bien, pronto saldrá de la cama. Solo está un poco triste por Edward.

— Edward...— Cruzó los brazos un poco molesto. Entendía que Edward era un compañero importante pero no sentía que eso mereciera tanta preocupación.

¿Por qué no me ayudas a llevarle el desayuno? estoy segura que se animará un poco si vas a verlo. — Dick lo pensó, suspiró casi como un adulto. Los asuntos de los grandes eran complicados y él realmente no podía entenderlos, al menos por poder ver a Bruce sonrió un poco, ocultando su emoción. El ama de llaves le dio una bandeja con comidas y el niño obedientemente la llevó escaleras arriba hasta la habitación sombría de Bruce. Como un ratón entró, dando pasos lentos y silenciosos, notaba la figura del amo de la mansión recostada sobre la cama así que no quería despertarle. Dejó la bandeja sobre el buró junto a la lampara de noche, admiró a Bruce mientras tanto, un poco grande por el embarazo, moviéndose de vez en cuando, Dick se preguntó un par de veces acerca de lo que el hombre podría soñar pero no lograba ir muy lejos al hacer aproximaciones. Edward, eso sería en lo único que seguramente soñaría Bruce, un hecho que de cierta forma le molestaba.



No te vayas. — Dick escuchó la voz de Bruce antes de irse, se detuvo en seco. — Estoy despierto.

— ¿Hice mucho ruido? — Preguntó preocupado.

En absoluto. Solo me he cansado de tanto dormir. — Extendió los brazos sobre la cama, ampliamente se estiró. — ¿Que has traído?

El desayuno, me ofrecí a traerlo.

Huele delicioso. — Pan recién tostado, café y...una homelet.

— ¿Te sientes bien? — Él había notado lo poco que Bruce comía, no era exactamente un buen signo.

— Estoy bien. — Acercó la bandeja, bebió un sorbo de café. — Lamento haberte preocupado.

La justicia es...¿omega? (RIDDLEBAT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora