38. Nunca fue mi padre

947 105 127
                                    

Miércoles 18

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Miércoles 18.30. Urbanización Las Rozas, Madrid

Un mes después

Estoy sentada en la mesa del comedor haciendo una práctica de Psicología del Desarrollo. Llevo un rato con ella y es más difícil de lo que pensaba, pero, por suerte, ya me queda poco. Estas clases son más amenas e  interesantes que las de Economía, y por lo menos he conseguido que me convaliden algunas asignaturas. 

-  ¿Estás bien, Luna?

Levanto mi mirada y le sonrío a Rodri que está justo enfrente mía con su libro de Economía Institucional. Nos gusta estudiar juntos en la misma habitación aunque sean asignaturas tan diferentes. Me relaja tenerlo cerca y saber que, con sólo levantar mi mirada, él está ahí. 

- Si, me queda poco, ¿y tú?

-  Un par de páginas. ¿Te apetece que demos un paseo cuando termines? Todavía hace buena temperatura.

- Me parece genial. Podíamos ir al súper y comprar algo para cenar. Me apetece algo de pasta.

Rodri sonríe ampliamente y se ríe al mirarme..

- ¿De qué te ríes? -le pregunto cruzando mis brazos.

- De que todo esto me encanta, Luna. Estar casado contigo es la hostia nena. Me haces sonreír todos los putos días -siento como mis mejillas se sonrojan levemente porque, que me siga diciendo estas cosas es algo a lo que no voy a acostumbrarme nunca, ni quiero.

- Tú me haces muy feliz, Rodri. Volvería a hacerlo de nuevo. Lo de casarnos tan rápido. Te diría que si con los ojos cerrados.

Ahora es él el que me mira con una felicidad en su cara que no puede con ella. Esto es el amor. Es la locura del amor. La locura que es él y lo que siento por Rodri. Por mi marido. 

- El otro día me preguntaron en clase si tenía novio -le digo a Rodri dejando mi bolígrafo encima de la mesa- y cuando les dije que estaba casada se quedaron alucinados.

- ¿Te estaban tirando los tejos esposa? -Rodri alza una de sus cejas y me hace un gesto con ellas.

- Fue una conversación en grupo, tonto. Y a ti, ¿te tiran los tejos? -desde que está en el Atlético, me ha contado que las tías se le acercan más de lo normal hasta un punto que a veces se agobia y es algo borde con algunas.

- Lo intentan, pero, yo saco mi precioso anillo de casado, ese que dice que soy tuyo, y las espanto rápidamente.

Le sonrío como una boba a Rodri. Él es mío. Y yo de él. Estamos unidos porque nos amamos, porque queremos estar el uno con el otro. Y a poder ser, para siempre. 

- Esposa. Termina pronto que te quiero llevar al cuarto -me dice él con una sonrisa traviesa.

- ¿No íbamos a ir a por la cena?

𝑷𝒊𝒆𝒏𝒔𝒂 𝒆𝒏 𝒎𝒊Where stories live. Discover now