Capítulo 19. Lo soy contigo

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Lo soy contigo

03 de junio, 2020

Al parecer mi mente había dejado de ser consciente sobre lo que sucedía a mi alrededor. No supe en qué momento o de qué forma, solo sentí como mis párpados se iban cerrando poco a poco, sin dejarme evitarlo de alguna manera.

El cansancio se acumuló en mi cuerpo, y como alternativa, solo pude recostar mi cabeza en la superficie cómoda que encontré justo a mi lado.

Luego, oí una risita

Fruncí el ceño, abriendo mis ojos otra vez. Fue ahí cuando fui consiente de que no estaba sola, y que la persona a mi lado había sido la de la risa divertida. Me pasé una mano por el cabello, desordenándolo, y luego lo miré

—¿Qué te parece tan gracioso? —pregunté, a la defensiva

—Tú —respondió directamente

Le puse mala cara. Ryan levantó su mano suavemente para retirar un mechón de mi frente, poniéndolo donde debía estar, detrás de mi oreja

—Luces cansada —mencionó—. No quería despertarte.

Tomó mi mejilla con delicadeza, volviendo a acomodar mi cabeza en su hombro, con la diferencia de que me acomodó para poder abrazarme de lado

—Ahora si puedes continuar —dejó caricias en la cima de mi cabeza

Reí

—¿Quién iba a decir que el capitán del equipo es tan cariñoso?

—Lo soy contigo —dejó un beso en mi frente

Las mariposas volvieron con normalidad, cada vez que salía con palabras y acciones de ese tipo. Me hacía sentir muy especial.

—Lamento arruinar la película —mencioné

—Descuida —suspiró—. De todas formas, no era tan buena.

—Tú la pusiste —noté

—Podemos hacer otra cosa —murmuró—. Tal vez... comer algo, ¿tienes hambre?

—Ahm... no —me incorporé, aunque mantuve la cercanía—. Debo estudiar un poco, mi maestra mencionó que tenemos examen mañana.

—Ya veo —asintió para sí mismo—. ¿Quieres que te ayude?

—¿Vas a ayudarme? —enarqué una ceja—. Tengo que leer mucho.

—Podría ayudarte —continuó—. O si necesitas más privacidad para concentrarte, también podría dejarte sola.

—Quiero que te quedes —me adelanté

La sonrisa en su rostro volvió

Y ni siquiera supe que pudiera disfrutar tanto de la compañía de alguien, es más, me atrevería a decir que agradecía mi soledad, a pesar de que mis amigos no fuesen tan amantes de ello.

Aun así, cuando no me veía con los mellizos pasaba todos los días en mi cuarto leyendo o tratando de escribir, todo conmigo misma como si fuese mi mayor compañía.

Aprendí que sí puedo serlo, y en estos momentos, Ryan también lo era.

—Entonces me quedaré —murmuró

Asentí, más feliz

—Voy por las cosas —me puse de pie, pisando el suelo con mis pies descalzos hasta que me dirigí hacia mi habitación, donde tomé las cosas necesarias, y luego volví a la sala, dejando todo en la mesita

—Es... mucho —pronunció, algo sorprendido

Reí

—¿Te rindes?

La última de las estrellas ✓Where stories live. Discover now