Capítulo 42. Como la primera vez

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Cap largo:)

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Como la primera vez

11 de noviembre, 2020

Observaba el campo grande frente a mí. Hacía un poco de sol y mi yo interno sintió incluso algo de pena por los jugadores justo allí, lanzando el balón y practicando sin importar nada.

Desde aquí lograba ver lo doloroso que era hacer flexiones de pecho, levantarse, trotar un poco, hacer abdominales, devolverse, seguir trotando y practicar lances.

Inconscientemente mis ojos buscaron a un jugador cuyo número era llamativo para mis ojos. Lo seguí con la mirada y noté su cuerpo entero sudando, su boca expulsando el aire lentamente. No quería hacerme una idea de cómo terminaría el día, literalmente molido.

Volví a fijarme en el texto que estaba leyendo. Ahora que tenía muchos más libros, necesitaría de mucho tiempo para leerlos todos.

Y fue ahí cuando agradecí algunos días libres que todos teníamos por el fin del semestre. Sin embargo, debíamos volver dentro de poco. Y yo, ya estaba planeando ir a visitar a mis padres al menos unos días.

Pasé al siguiente capítulo del libro, pero entonces escuché el sonido de un silbato, justo en ese momento, de reojo pude ver una especie de objeto caer literalmente a mis pies.

Un poco confusa, detuve mi lectura por décima vez y mi vista pasó hacia allí, descubriendo que se trataba de un balón en forma de óvalo

Incliné mi cabeza, curiosa

—Disculpa, ¿podrías alcanzármelo, por favor?

Mi mirada voló hacia el individuo que me lo pidió con voz divertida.

Contuve la sonrisa, a pesar de que él si estaba sonriendo, enseñando su blanca e irresistible dentadura. Cerré el libro, prestándole atención a la pequeña intervención

—Ahm... me parece que el campo es hacia allá —señalé—. ¿No deberías lanzar la pelota para esa dirección?

—Tienes razón —suspiró—. En verdad lo lamento.

—Bueno —encogí mis hombros—. Entonces la próxima vez, intenta no hacerlo.

—No creo que lo haga.

—¿Por?

—Si la recompensa es verte, no me molestaría romper algunas reglas.

Me resistí, aunque para mí fue imposible no sentir como mis mejillas se tornaban de un color rojo un tanto intenso.

En contra de mis deseos, dejé todo de lado y me puse de pie, tomé el balón bajo su atenta mirada y luego bajé los escalones, di unos cuantos pasos, aun manteniendo una distancia prudente, entonces se lo tendí

—Toma.

Miró mi mano y luego a mí. No comprendí por qué su sonrisa se ensanchó, pero luego solo pude sentir como tomó mi muñeca y de un pequeño tirón, ya estaba a una distancia mucho más corta

—Así está mejor —tomó el objeto—. Gracias, desconocida.

—De nada —reí

—Y por venir también

—Recibí tu mensaje —me crucé de brazos, sintiendo cosquillas por una de sus manos buscando mi cintura de manera distraída—. ¿A dónde iremos hoy?

La última de las estrellas ✓Where stories live. Discover now